Crónicas insumisas

El agujero negro del Presupuesto de Defensa

Pere Ortega, Centre Delàs d’Estudis per la Pau

El Congreso de Diputados ha aprobado por amplia mayoría el Presupuesto del Estado para el año 2021. Un presupuesto expansionista que alcanza los 550.486 millones de euros, un 19,4% más que el prorrogado en 2020, y de corte progresista (keynesiano) pues en su mayor parte va destinado a hacer frente a la crisis originada por la pandemia del Covid-19 mediante ayudas destinadas a incrementar el gasto social y las inversiones públicas, y así promover el consumo y generar empleo.

Pero no todo son buenas noticias, pues el presupuesto también tiene espacios donde los créditos son engullidos en un agujero negro donde el progresismo desaparece. El más significativo es el presupuesto del Ministerio de Defensa que si se tienen en cuenta las partidas repartidas por otros ministerios, y que aconsejan organismos como el SIPRI o la OTAN, se alcanza un incremento de 10,3% y asciende a 21.623 millones de euros, que supone un 1,8% del PIB español. Algo que representa que diariamente España gasta 59 millones en defensa.

Entre esos gastos militares se encuentra algo que consideramos un engaño al Congreso de Diputados y a la opinión pública, la diferencia entre el presupuesto inicial aprobado al inicio del ejercicio y el gasto liquidado al finalizar el año, y que este año 2020 será de 933 millones según señala la liquidación provisional de 2020. Engaño, porque buena parte de los cuales, 728 millones, son ampliaciones de crédito para sufragar las misiones militares en el exterior, partida que está infravalorada en el presupuesto de Defensa y que durante el ejercicio hay que suplementar. Una fórmula para amagar el gasto real de esas misiones en el exterior que este año de 2020 ascenderá a 1.180 millones de euros.

El incremento en el gasto militar del próximo año 2021 tiene en las inversiones en los nuevos Programas Especiales de Armamentos, que este Gobierno acaba de dulcificar como Programas Especiales de Modernización, suprimiendo "Armamentos" por "Modernización". Aprobados en parte por el Gobierno de Mariano Rajoy del Partido Popular, modificados y ampliados posteriormente por el Gobierno de Pedro Sánchez del PSOE el 14/12/2018, cuando éste gobernaba en solitario antes de su coalición con Unidas-Podemos y que alcanzan la colosal cantidad de 13.736 millones y que son los causantes del aumento del presupuesto de Defensa de 2021.

Unas inversiones en armamentos que aumentan un 30,2% con respecto al año 2020, y que suman un total de 3.942 millones para la adquisición de material militar, infraestructuras, instalaciones, armas y diversas inversiones militares, así como los 861 millones en I+D militar, que representa un 20,4% del total de las inversiones del Estado central.

I+D militar repartida en dos programas, el de "Investigación y estudios de las Fuerzas Armadas" del Ministerio de Defensa de 184 millones de euros y el programa de "Apoyo a la innovación tecnológica en el sector de la defensa" del Ministerio de Industria que tiene una asignación de 676 millones destinados a las empresas militares a base de créditos a cero intereses para desarrollar los PEA. Un programa de I+D militar que aumenta un espectacular 44,7%.
Un presupuesto militar muy negativo, por aquello que hemos repetido en numerosas de nuestras investigaciones, que el gasto y las inversiones militares no contribuyen al desarrollo de la economía y por el contrario la entorpecen, pues las armas no son bienes productivos que circulen por el mercado y eso les impide tener un valor social. Además, comportan inflación, porqué el Estado al adquirir armamentos y llevar a cabo inversiones militares se endeuda, y por ello esas inversiones son menos productivas que las destinadas a la economía civil, la real, que sí contribuye a crear mayor empleo que en la industria militar, ese es el motivo por el que tienen un mayor valor social.

Un Gobierno que se presenta como de izquierdas pero que no es capaz de enfrentarse a la realidad de la geopolítica mundial y afrontar la reconversión de las fuerzas armadas hacia cuerpos que tengan en la seguridad humana y el cuidado de las personas su principal función. Y no por el contrario, continuar con misiones de disuasión al servicio de los intereses del capitalismo transnacional del mal llamado Occidente, con el que se pretende perpetuar el modelo de expolio de recursos de los países del Sur global mientras se fortalecen sus fronteras con muros y ejércitos frente a los desheredados del sistema por ellos creado.

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