Cuarto y mitad

El bien interno de los oficios y profesiones

Ahora que estamos en stand by espero que se permita reflexionar sobre algunos temas hasta ahora tabú sin que te crucifiquen las hordas que actúan en las redes sociales; quizá sea el momento de preguntarnos qué actividades u ocupaciones son útiles y cuáles no para, como decía la semana pasada, poner la vida en el centro una vez el mundo se ponga de nuevo en marcha, si se pone.

Siguiendo la estela de Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía de la Universidad de Valencia, habría que definir la profesión como "una actividad que presta un servicio específico a la sociedad de una forma institucionalizada. El servicio ha de ser indispensable para la producción y reproducción de la vida humana digna" (véase aquí).

Dice esta profesora que las actividades humanas necesarias son las que tienen una meta, las que ofrecen unos bienes internos que ninguna otra puede ofrecer;  la docencia tiene como bien interno la educación y la transmisión del conocimiento; la medicina tiene como bien interno atender la salud de la población; la arquitectura tiene como bien la de construir viviendas o infraestructuras; la ciencia tiene como bien interno buscar nuevos inventos y aplicaciones que ayuden a mejorar la vida humana,  y así podríamos seguir haciendo una lista inacabable de bienes intrínsecos que son propios y necesarios para considerar una actividad de interés social (lo cual no quiere decir que se utilicen con fines espurios). La limpieza de domicilios, establecimientos y lugares públicos, por poner uno de los ejemplos que muchas veces se esgrimen para mostrar el nivel más bajo de la actividad económica (cuando se habla de prostitución, por ejemplo, suele argüirse que es mucho más duro y menos lucrativo limpiar suelos) el bien interno es mantener practicables los espacios necesarios para la vida humana. El bien interno de todas estas actividades es la reproducción de la vida humana en su conjunto, no solo de una parte de ella.

¿Qué bien interno indispensable para la producción y reproducción de la vida humana digna (en palabras de Adela Cortina) procura, por ejemplo, el sistema prostitucional? ¿Es una actividad dirigida a toda la población? ¿Quiénes prestan el servicio y quiénes los destinatarios? ¿Cubre una necesidad básica humana? ¿De quién? Me parece que hay una serie de preguntas que habría que responder ante algunas posturas que, para defender legítimamente a las personas en situación de prostitución, nunca contemplan el sistema que la sostiene.  Enarbolan derechos de las trabajadoras sexuales sin analizar las razones de la existencia de dicha actividad, ni cuestionar el hecho de que existe debido a una situación de desigualdad sexual, ni reparar nunca en que si las mujeres venden un servicio es porque los hombres lo compran. Difícilmente cuestionan que lo que se satisface es un deseo masculino, y no una necesidad humana.

¿Es una necesidad humana que haya una actividad dirigida únicamente a satisfacer los deseos del colectivo masculino? Y no me den como argumento que también hay clientas en esta actividad. O aquello tan consabido de que hay trabajos peores. Denme argumentos de más calado; denme respuestas que vayan más allá de la idea del respeto a la libertad de quien ha elegido como trabajo la satisfacción sexual de los deseos ajenos inhibiendo los propios. Denme algo más que tópicos, por favor.

 

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