Culturas

Que les den morcilla

¿SOY YO O ES LA GENTE?// ANTONIO OREJUDO 

Asisto un poco estupefacto al ascenso social de los cocineros. Los restauradores, como les gusta llamarse, ocupan el lugar que un día perteneció a los escritores. Para lo bueno y para lo malo.

Doctores
Dice la Universidad de Aberdeen que hay una conexión entre Ferran Adrià y "las tendencias artísticas y filosóficas del siglo XX, desde el surrealismo hasta la nueva crítica del movimiento teórico de deconstrucción". Parece mi libro de literatura de BUP. Su trabajo, dicen, es comparable al de Dalí, Picasso, Miró y Buñuel. La verdad es que no lo sé. Nunca he ido a El Bulli, y mis únicas experiencias con el pijerío gastronómico son los huevos fritos de Casa Lucio y el foie de Viridiana. Admiro a quien hace bien de comer, pero esta elevación de los cocineros me resulta un poco obscena. Lo siento pero no puedo dejar de pensar en los 800 millones de hambrientos mientras saboreo los canutillos pixelados de bacalao al lecho de las mandarinas semipresenciales. Los cocineros, que hace unos años eran unos señores respetables que habían estudiando formación profesional y a los que les salían muy bien las lentejas, se parecen cada vez más al gremio nada respetable de los escritores.

Autismo
Los escritores también somos capaces de escribir estupendas novelas metaliterarias mientras el mundo se derrumba a nuestro alrededor. También nos cuesta hablar de los colegas con admiración. No me imagino a un cineasta escribiendo el  artículo de Muñoz Molina el sábado pasado en Babelia. Y mira que era elegante. O el de Javier Marías en el dominical de El País, regañón como siempre. Seguro que todos los gremios son tan cainitas; pero me da la impresión de que los médicos, los pintores o los músicos guardan más las formas. Salvo los cocineros que, como digo, cada vez se parecen más a nosotros. El cocinero Santamaría quiere vender libros y acusa a los compañeros de usar productos químicos para cocinar, y los otros lo acusan de fracasado.

Pornografía
Todas las publicaciones tienen su pornografía: esas páginas de decoración y de cocina que estimulan la imaginación. Secciones que te hacen desear lo que no existe. Al menos para el 95% de los lectores. Esos áticos, ¿quién los tiene? Y ese plato, que nunca queda igual: merluza, cebollas, pimientos, ajos y.... guindas tiernas de malvavisco limeño caramelizado. A Ferrán Adrià acaban de nombrarlo doctor honoris causa por la Universidad de Aberdeen. Enhorabuena. Pronto los platos sustituirán a los libros en los suplementos culturales. Buen provecho.

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