Culturas

Malditos

¿SOY YO O ES LA GENTE?// ANTONIO OREJUDO

Juego a imaginar que los escritores tienen la misma influencia social que los futbolistas, y que una multitud enardecida los espera en Barajas después de una brillante conferencia titulada, qué sé yo, "Leche, cacao, avellanas y azúcar en la narrativa española actual".

Creadores
Me gustaría, te lo digo con la mano en el corazón, que Juan Goytisolo llenara estadios de fútbol. Y que la gente encendiera mecheros y recitara con él esa canción suya, tan conocida, que habla del canon literario español, impuesto por el poder, que deja fuera lo único que merece la pena de nuestra tradición: el Arcipreste, la ‘Lozana’ y el propio Goytisolo. En la Feria del Libro de Madrid la gente hacía cola para ver a Ken Follet. Entre los nuestros triunfó Carlos Ruiz Zafón. Pero a ninguno de ellos lo esperaban con pancartas en la Plaza de Colón ni le pusieron un autobús descapotable para recorrer Madrid. Lo más parecido a mi sueño es el Blizzard Worldwide Invitational, que se ha celebrado el pasado fin de semana en París. Allí, sí, las estrellas son los creadores. Pero otro tipo de creadores; los creadores de mundos virtuales. ¿Los novelistas? No, los creadores de videojuegos. Allí los informáticos que han creado ‘Warcraft’ son aclamados como estrellas del rock por miles de seguidores. Qué digo miles: millones. Grand Theft Auto IV vendió seis millones de copias en una semana. Ni Follet, ni Zafón, ni Goytisolo.

Poetas
Parece mentira, pero hubo un tiempo en el que los escritores –¡los poetas!– estaban tan cerca del dinero y del glamour como lo están hoy los deportistas. ¡Qué abrazo le metió Casillas a Su Majestad! Todas las terminaciones nerviosas del poder acaban encontrándose antes o después en el palco de un gran estadio. Era 1608 cuando al conde de Lemos lo designaron virrey de Nápoles. Lo primero que hizo fue encargar a dos poetas de segunda fila –los Argensola– una especie de dream team de las letras españolas para que se fueran con él a Nápoles, y le dieran relumbrón. Eligieron a gente como Mira de Amescua (¿quién se acuerda hoy de él?) y dejaron en tierra a Cervantes, a Góngora, a Lope. Ah, los mediocres: siempre cortando el bacalao en este país de mamoneo, donde el mérito y la brillantez siguen siendo contraproducentes.

Malditos
Y si no, mira a Luis Aragonés: ha limpiado de mafiosos el vestuario, ha conseguido que la selección juegue como nunca y se ha traído para casa la única copa que yo he visto ganar en cuarenta años. Pero no le renuevan el contrato. Goytisolo debería incluirlo en su canon de malditos.

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