Culturas

El valle de Elah

DE AQUÍ PARA ALLÁ// MARTÍN CASARIEGO

La guerra de Vietnam inspiró en EE.UU. numerosas películas, la mayoría, años después de su conclusión. El regreso y El cazador, por ejemplo, son de 1978, y Apocalypse Now, del año siguiente.

Veteranos de Irak y Vietnam
El conflicto de Irak sigue vivo (una manera irónica de decirlo), pero Hollywood ya lo ha abordado varias veces. Es como si Estados Unidos tuviera hoy más reflejos, más capacidad de asimilar las heridas recibidas (e infligidas). En En el valle de Elah, de Paul Haggis (director de Crash, guionista de Million Dollar Baby y de Cartas desde Iwo-Jima), como en El regreso, se ilustra el conflicto desde la retaguardia. El devastador efecto de la guerra sobre los soldados. Hank (Tommy Lee Jones), veterano de Vietnam (precisamente), investiga la desaparición de su hijo Mike, veterano de Irak. La detective Sanders (Charlize Theron), madre soltera, le ayudará en la tarea.

Tocados por la guerra
En el valle de Elah, que escarba en asuntos como el dolor ante la pérdida del hijo y la sima que esta pérdida puede abrir en un matrimonio, es una película clásica (como Deseo, peligro, de la que ya escribí aquí), por el rigor del guión, la serenidad de sus imágenes, la contención. Haggis ha aprendido mucho de Eastwood. Todos los actores –incluidos los secundarios- están soberbios. Hay ahora en cartelera otra película –arrasando en taquilla- sobre un veterano de guerra, John Rambo, al que la guerra ha dejado tocado. En la película de Haggis, sin haber nada verdaderamente original –ya avisaba la Biblia, nada nuevo hay bajo el sol-, la sutileza predomina; en la de Stallone todo es previsible y tópico, la violencia se muestra hasta el empacho y el espectador sólo tiene que mirar, y no imaginar. Es la diferencia entre el cine de mero consumo y el que intenta ahondar en algo.

David y Goliat
Uno de los mejores momentos de la película, emocionante, aunque nada lacrimógeno, intenso, aunque nada exagerado, es aquel en el que Hank cuenta la historia de David y Goliat, su enfrentamiento en el valle de Elah (en la Biblia, y en español, Terebinto; pero Terebinto suena a rey godo, o a cuchufleta, así que no criticaré la traducción). Entendí el dolor de los padres, entendí el valor de la detective en una comisaría machista, entendí las consecuencias de la barbarie de la guerra, entendí el detalle final de la bandera. Pero siempre hay algo que se me escapa, y por más vueltas que le doy, no entiendo quiénes son, en esta historia, David y Goliat. Quizá sea lo único que se sale del clasicismo que impregna toda la película.

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