Posos de anarquía

La Irlanda democrática

Hoy se celebra en Irlanda el referéndum sobre el Pacto Fiscal europeo. Más allá de los errores cometidos en el pasado por los Gobiernos irlandeses -de no haberlos, no se encontrarían intervenidos y al borde de un segundo rescate-, el plebiscito es una lección de Democracia para el resto de los europeos. En realidad, el titular debería ser "Los irlandeses votan en referéndum" porque, a diferencia de lo que ha pasado con el resto de los 25 países que ya han apoyado el Tratado de Estabilidad (España incluida), en Irlanda es el ciudadano, el poseedor de la soberanía nacional quien decide su destino y no 'Irlanda' en abstracto.

¿Es por ello Irlanda más democrática que sus vecinos europeos? Por supuesto, aunque la campaña haya estado teledirigida por el miedo, por el chantaje retórico de "o votas SÍ o te voy a coser a impuestos y recortes sociales". Quienes defienden el SÍ -el Gobierno de coalición y el principal partido de la oposición- nada han dicho de lo que vendrá una vez adoptado el Tratado y con ello, abierta un poco más la puerta para un segundo rescate. Tiempo al tiempo.

En todo caso, sí, Irlanda hoy es más democrática que el resto. Muchos de nuestros gobernantes acostumbran a utilizar la palabra "club" para referirse a la Unión Europea (UE) y al respeto de sus normas para seguir perteneciendo a él. Sin embargo, las normas que hoy rigen -y Merkel exige que rijan- distan mucho de las votadas en su día por los ciudadanos cuando aceptaron la adhesión al club. ¿Acaso no sería legítimo que, al menos, pudieran decidir si aceptan o no el cambio de reglas? Con la excepción de Irlanda, parece que no.

Estos mismos Gobernantes que ignoran la soberanía del pueblo -incluida España- tienden a escudarse en el cheque en blanco de que se consideran acreedores por unas elecciones cada cuatro años. Además y dado que son gobernantes, se jactan de ser los mejores capacitados para gestionar la crisis, considerando que el conjunto de la ciudadanía no es apta para decidir en materias tan complejas. Sin embargo, ya han pasado casi cuatro años desde que arrancara la crisis y, ¿hemos visto algún progreso? ¿además de los negativos manifiestos, qué resultados positivos han tenido las medidas adoptadas por la UE y los diferentes Gobiernos de los Estados miembros?

La respuesta es clara y cuestiona la aptitud de esos dirigentes que, quizás, deberían pensar en recuperar la esencia democrática que han perdido por el camino.

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