Posos de anarquía

Vuelve la Francia anti gitanos

En 2010 Sarkozy hacía gala de su ADN político, de lo que en buena parte le había llevado a la presidencia de la República francesa, y deportaba a cientos de gitanos a Rumanía. El pequeño Napoleón olvidaba su ascendencia húngara y, de paso, se hacía acreedor de airadas críticas tanto de la ONU como de la Unión Europea (UE), que amenazó con tomar duras medidas quedando, una vez más, como perro ladrador, poco mordedor.

Entonces, casi un millón de franceses se echó a las calles para protestar contra lo que consideraban no sólo una violación de los tratados de la UE sino, además, un atentado de los Derechos Humanos más esenciales. El propio alcalde socialista de París, Bertrand Delanoe, calificó estas manifestaciones como un "combate contra el racismo y la xenofobia". Dos años después, otro Gobierno, esta vez el socialista de Hollande, ha vuelto a deportar a gitanos rumanos. Lo ha hecho este verano por orden de uno de los ministros más 'derechones' de la escuadra de Hollande,  el de Interior Manuel Valls.

No contento con las deportaciones, ha increpado a Rumanía y Bulgaria para que mejoren la integración de los gitanos, algo que a todas luces parece no conseguir Francia desde hace años. ¿Cómo encajan estas nuevas deportaciones en el Marco Europeo de Estrategias Nacionales de Inclusión de la Población Gitana? Sí, aquella iniciativa refrendada hace poco más de un año por los 27 Estados de la UE, incluida Francia, con un periodo de desarrollo 2012-2020. Difícilmente, considerando que uno de los príncipios básicos de ese Marco son las políticas constructivas, pragmáticas y no discriminatorias.

¿Tomará ejemplo de esta actuación el Gobierno de Rajoy dentro de su particular cruzada anti-inmigrantes? ¿Se saltará no sólo la normativa europea sino la propia española? No olvidemos que su propio Ejecutivo aprobó el pasado mes de marzo la 'Estrategia Nacional para la Inclusión Social de la Población Gitana en España 2012-2020'. Esperemos que se mantenga fiel a sus propios dictados aunque, vista la facilidad para incumplir promesas, así como las actuaciones de alguno de sus dirigentes como Albiol en Badalona, uno se teme lo peor. Sería un error y una muestra más de su desconocimiento de la realidad con que ha de lidiar: en contra de la creencia popular, la integración gitana en nuestro país va por buen camino. En España, sólo el 4% de las familias gitanas vive en chabolas y un 12% en infraviviendas, según la Fundación Secretariado Gitano. Que siga, pues, la inclusión. Las deportaciones no son la solución.

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