Posos de anarquía

Golpe de Estado

Dolores de Cospedal ha vuelto a comparar el 25-S con el 23-F. Desde su tribuna, con el desdén y la soberbia a que nos tiene acostumbrados, ha negado el carácter pacífico de la convocatoria de mañana y, aún no sé en base a qué, se ha arrogado el sentir de la opinión pública asegurando que está en contra del 25-S. Ha sido, junto a los 1.400 antidisturbios y las últimas declaraciones sobre nazis de la bienmandada Cifuentes, la culminación de la estrategia del miedo del PP.

Algo tiene el PP y este Gobierno en su hacer que a la mínima parece materializarse la criminalidad de masas. En cualquier época, la estrategia del miedo por parte del poder ha sido una tónica general pero, a diferencia de lo que sucede ahora, los de arriba sabían hacerlo de un modo más refinado. Sin embargo, en estos tiempos convulsos en los que a una parte de la sociedad le ha dado por pensar, el Gobierno no escatima en severidad, ni en las formas ni en el fondo. Algo tiene, como digo, este Gobierno que cuando imparte su Justicia, en lugar de castigar, se venga.

Si mala es su economía financiera (por referirme a la macro, los mercados y la madre que los parió), aún peor es su economía de la Justica. Y lo que es más preocupante, esto se produce, precisamente, en un país donde el sistema, en el que los intereses cruzados saltan de un poder a otro, ha ensanchado sus frentes y redoblado su potencia de fuego para que la disciplica fabrique - o destruya, según se mire-, individuos.

Si uno revisa la definición de "golpe de Estado" en el diccionario encontrará que éste es la "actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes". Por violento, podemos entender que "está fuera de su natural estado, situación o modo".

Ahora bien, analicemos los acontecimientos desde el pasado 20 de noviembre. El Gobierno de Rajoy se hizo con la mayoría absoluta. ¿La habría obtenido si hubiera anticipado la mitad de las medidas y reformas emprendidas? Diría que no. Dicho de otro modo y dado que, hasta la fecha, su legislatura ha sido radicalmente opuesta a su programa electoral, el PP se apoderó de los resortes del gobierno del Estado, desplazando a las autoridades existentes. Saquen sus propias conclusiones.

La realidad es que desde su llegada al poder, el sistema autoritario (impuesto por el capitalismo) en el que vivimos se ha fortalecido dramáticamente. Vamos saltanto de un sistema autoritario a otro hasta conformar lo que se esconde o quieren esconder bajo la Marca España, esa horripilante expresión que tanto gusta al neoliberal: De la escuela, anulada gracias a la reforma educativa en ciernes con la que se abre la puerta la segregación y se cierra al pensamiento crítico, al trabajo, donde la reforma laboral recupera viejos tufos de esclavitud.

Escudándose en Bruselas, que hoy es aún más fundametalista que antes de la crisis, el Gobierno de Rajoy ha puesto a las personas a servir a la economía y no a la inversa, situando a España en vías de subdesarrollo. Rajoy, su ex gestor de Lehman Brothers y el resto de la pléyade de intelectualismo, digamos, inusual, ignoran por completo que crecimiento no es lo mismo que desarrollo y que el desarrollo no tiene por qué implicar necesariamente crecimiento.

Por eso, quizás, mañana no es mal día para echarse a la calle y salir de ese espacio cerrado y vigilado en el que los de arriba nos quieren tener, a usted, a mi, a todos. Quizás no es mal día para, pacíficamente, hacer la revolución con revolución y comenzar a darle la vuelta a un sistema que a todas luces ha demostrado ser ineficaz, con el modo en que el PP llegó al poder como imagen insuperable de su estrepitoso fracaso.

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