Posos de anarquía

Un tipo que se toma muy en serio su estupidez

COOPFesticlown2014Poster_Gracias-02-1No sé exactamente cuál es el motivo que me lleva a admirar a personas de carne y hueso en lugar de a grandes celebridades, comenzando por mi pareja, que tan pronto me hace volar como me pone con los pies sobre la tierra. Iván Prado es una de esas personas. Quizás por el nombre no le conozcan, sobre todo si no son gallegos, pero si les aporto algunos datos de su vida, es posible que se hagan una idea de quién se trata.

En 2003, Iván se encontraba en un cuarto de la limpieza de Gaza, junto a un compañero, terminando de maquillarse y rompiendo pequeños pedacitos de papel a modo de confeti (allí la Gürtel, como al cumpleaños de los Sepúlveda-Mato, no había llegado). Las bombas se escuchaban caer como a 300 metros y, de pronto, ese ruido se mezcló con el del canto de los pequeños que aguardaban en el patio de colegio. No ya en mitad de una guerra, sino de un bombardeo mismo, los pequeños reclamaban su actuación.

Ese instante podría considerarse como la génesis de Pallasos en Rebeldía, la organización que fundó entonces Prado para acudir allí donde un pueblo fuera oprimido (Palestina, el Sáhara Occidental, Líbano, Chiapas, Favela brasileñas...) y abrir caminos de esperanza con la risa. Prado, en realidad, es un tipo que se toma muy en serio su estupidez, tanto, que decide arriesgar incluso su vida con tal de plantear un lugar onírico y rebelde, llevando como único escudo su nariz roja.

Hoy mismo, junto a otra pléyade de payasos, arranca en Cisjordania la segunda edición de su Festiclown Palestina. La meta no es otra que ayudar a otros payasos que, además, se formaron en los talleres que Prado impartió en la primera edición de Festiclown en 2011. Estos clowns tiene un duro trabajo por delante: hacer reír y soñar en los hospitales donde todavía yacen las víctimas de los brutales bombardeos de Israel.

Prado es un firme defensor del papel rebelde del circo, de su rol protagonista en la lucha contra la opresión establecida por poderes, no sólo políticos sino económicos. Este gallego bonachón no duda en afirmar que "los que están construyendo el discurso actual tienen el pensamiento de que la materia, el dinero, es mucho más importante que la vida... y están ganando la batalla". El clown se remonta, incluso, a Gramsci  para explicar que éste "escribió hace 80 años que quien consiga que su modelo cultural sea hegemónico dominará el mundo. Los partidos comunistas no lo entendieron, Hollywood sí, Walt Disney sí, los capitalistas sí. Éstos son genocidas de la biodiversidad cultural y asesinos de la Humanidad".

Y él, con su nariz roja y su confeti casero no está dispuesto a consentirlo. ¡Bravoooooo!

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