Posos de anarquía

El reto de Garzón

La posibilidad de listas de unidad entre Podemos e Izquierda Unida (IU) supone todo un reto para la formación que lidera Alberto Garzón. El dirigente de IU ha mostrado repetidas veces su apoyo a iniciativas como Ahora en Común hasta el punto de que, para muchos, es uno de sus principales impulsores. ¿Qué es realmente Ahora en Común? ¿Es, como afirma buena parte de los seguidores de Podemos, la tabla de salvación de IU para las próximas Generales?

Lo cierto es que el planteamiento que ha tenido hasta ahora Ahora en Común, cuya primera asamblea estatal se celebrará el próximo sábado 12 en Madrid, no comulga con una lista de unidad entre Podemos e IU; no, al menos, como ha sido planteada. Si algo han dejado claro los ciudadanos que llevan varias semanas de intenso trabajo es que la confluencia se ha de dar de abajo a arriba, y no a la inversa. Son los partidos como Podemos e IU los que han de sumarse a Ahora en Común, en lugar de hacerse con su control.

Desde Podemos, que lo cierto es que en los últimos tiempos da demasiado vandazos tanto tácticos como programáticos, se habla ahora primarias ciudadanas y de "espacios de unidad ciudadana construidos desde abajo", algo que parece incompatible con el hecho de intercarlar el resultado de esas primarias con lo que la formación morada considere oportuno.

El acuerdo, sin embargo, sin ser exactamente lo que esperaba Garzón sigue siendo más positivo para IU que afrontar las urnas en solitario, cuyos resultados, de hacerlo, auguran su debacle. ¿Qué hará entonces Garzón? ¿Cómo afrontará el reto? ¿Aceptará el regalo envenenado de Podemos o se mantendrá fiel a lo que Ahora en Común ha venido defendiendo? Estuviera o no detrás directamente de Ahora en Común, en su mente seguramente se dibujaba un golpe de efecto similar al que Podemos supuso para IU en cuanto a robo de votos, pero el resultado no ha sido el esperado o no con la intensidad prevista.

Es posible que no tenga que elegir directamente; cabe la posibilidad de que Ahora en Común lo haga por él abrazando esas listas de unidad en algunas regiones, es decir, un premio de consolación que, hasta donde he podido ver en las asambleas a las que he acudido, defraudaría a la mayor parte de quienes impulsan esta iniciativa de confluencia.

De materializarse esta posibilidad, la decepción de todos esos ciudadanos que han estado trabajando por la confluencia desde abajo será de órdago y, a pesar de ello, la mayoría de ellos votarán a regañadientes por ello. Tantas son las ganas de derrocar al bipartidismo que mirarán a otro lado mientras introducen su papeleta en la urna. Y quizás, es con eso con lo que cuentan tanto Podemos como IU, aunque a la larga -y más a corto plazo de lo que parece- les vaya a restar fuerza.

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