Vivimos una locura de concursos televisivos en modo 'reality', ya saben, esa tendencia a encerrar a las personas que compiten entre sí en un mismo espacio, para que se encariñen entre ellas, para que l@s telespectador@s les vayan cogiendo aprecio y así, sea más emotiva su eliminación. Cantantes, música clásica, cocina (en versión adulta, infantil y famoseo) y, ahora costura. Si Telecinco, esa cadena que lleva reinando desde hace años el imperio de la telebasura, anduviera con ojo, montaría uno nuevo: Maestros de la Corrupción.
Desayunamos hoy con la noticia de cómo Manuel Lamela, el que fuera polémico consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, vive ahora de la Sanidad privada, haciendo negocios con empresas a las que él ayudó a incrementar su facturación cuando era el máximo responsable de la Sanidad madrileña. La cantidad de asuntos turbios que rodean a este tipo llegan, incluso, a destacar dentro de la ciénaga de corrupción en que el Partido Popular ha convertido Madrid. Sin duda alguna, Lamela debería ser uno de los concursantes de Maestros de la Corrupción.
No es el único candidato que se me ocurre, pues la cantidad de personajes corruptos que tenemos en España es incomparable respecto a cualquier otro país de Europa. Son muchos los que pasarían con solvencia pruebas de cómo recalificar unos terrenos en una hora, cómo trocear contratos para adjudicarlos a dedo a la empresa de mi cuñado o cómo cerrar el cobro de una comisión con el constructor amigo. Tanto es así que creo que sería uno de los 'reality' más competidos de la historia de la televisión.
¿Saben cuál es la única duda que se me antoja? Que entre el amplio abanico de personas corruptas que tenemos, que abarcan desde el dream team del PP, al PSOE o la familia real, entre otros, hay que elegir también al jurado. La impunidad, desfachatez y el volumen de lo apropiado indebidamente, robándonoslo a la ciudadanía es tan grande y se da en tantos personajes que a veces creo que me salen más jurados que concursantes. Sea como fuere, que apunte Telecinco, que su parrilla de programas no se resentirá.