La moción de censura ha hecho más daño a Ciudadanos que al PP, sobre todo, porque no lo vieron venir. El guantazo (político) en l@s populares ha dolido, pero ya tenían el hielo preparado para bajar la hinchazón. En el caso de los de Rivera, tan embobad@s estaban jugando con la banderita que el gancho de izquierda los ha dejado K.O.
Rivera no encuentra su sitio. Nunca lo hizo, pero ahora se ha evidenciado aún más. La formación alumbrada al calor del IBEX 35 vino de serie con el complejo de ser 'el Podemos de derechas'. Sin embargo, no ha sabido marcar grandes diferencias con el PP, salvo su juventud -y ser novato, en su caso, se nota-, el discurso de no traer mochila y bla, bla, bla... Y a pesar de su juventud, ya es el partido que más irregularidades comete en sus cuentas. Todo un récord para el que tanto y tanto ha hablado de Venezuela.
Como dijo Rivera, el de la moción fue un día terrible... pero para Ciudadanos. Quedó todavía más claro lo hueco de su discurso, eso que en realidad queda una vez rascado con la uña el barniz de coaching. Quizás por eso, vemos al partido naranja dar los bandazos que da, atribuyéndose méritos que no le pertenecen o, no al menos, al 100%. Lo vimos con las deslealtades hacia Montoro por nuevas medidas fiscales. Lo vemos ahora con la renovación de RTVE, siendo l@s propi@s periodistas quienes han de ponerlo en su sitio.
Rivera siempre saca pecho en la lucha contra la corrupción, mientras ha sido el partido que a más corrupt@s ha mantenido en el poder hasta que ya ha sido inevitable soltar lastre. Madrid fue un buen ejemplo, como también lo fue Murcia, previamente. Su patriotismo es impostado, es falso, porque siempre ha antepuesto los intereses del partido al de la colectividad que aspira administrar. La fuga de concejales naranjas en los Ayuntamientos es una prueba de ello, cómo hubo quienes entraron con unas pretensiones en política y, hartos de dedazos, enchufes y tráfico de influencia internos desertaron.
Todavía sonado por el gancho de izquierda de la moción, Rivera continúa agitando la bandera. El sábado que viene celebrará en Málaga su segundo acto de la España Ciudadana, su particular visión ultranacionalista. Tendrá en sus filas al machista Vargas Llosa, el mismo Premio Nobel de Literatura que aseguró que "el feminismo es el más resuelto enemigo" de ésta. Lo cierto es que encaja a la perfección con el discurso naranja, que nunca se ha caracterizado por su lucha feminista, con una Arrimadas que sigue creyendo que es posible un capitalismo igualitario.
Muy mal tendría que hacerlo el ala izquierda del Congreso para que Ciudadanos no sufra una sangría de votos de aquí a las próximas elecciones. Bastaría, incluso, una estrategia rajoniana, aquella de no hacer nada y que todo fluya, para que sea el propio Rivera con sus patinazos el que eche al traste las encuestas. Entonces, escucharemos aquello de que los sondeos no hay que creérselos, aunqu ahora estén borrach@s con ellos.