La realidad es muy terca y, aunque lamentablemente no siempre, con frecuencia termina poniendo a cada cual en su sitio. Eso mismo pasó ayer: mientras la derechona anda reclamando su censura educativa enmascarada en su 'PIN Neandertal', un representante de Vox, incluido en las listas electorales del partido de extrema-derecha llamaba "criminal" y "asesino" a Marcos Ana. En caso de haber procreado, ¿qué culpa tienen sus hijos o hijas de tener a sementaje individuo como padre?
Hace falta ser tan ruin y mezquino como ignorante para calificar así al poeta Marcos Ana. La calumnia e injuria se produjo en redes sociales, donde las personas más cobardes tratan de parecer las más osadas. Tras compartir en mi perfil de Facebook el maravilloso artículo que mi colega Olga Rodríguez dedicó a Marcos Ana cuando este falleció en 2016, el representante de Vox tiró del 'corta y pega' del neofascismo y trató de manchar la memoria de alguien gracias al cual hoy vivimos en democracia.
Hay un hecho inconstestable: por lo general, una persona puede elegir ser padre o madre, mientras que l@s hij@s no escogen progenitores, tienen lo que les toca. Si se impusiera su intención de censura a la carta de los contenidos de la Educación pública, en el caso de este representante de Vox, ¿de verdad es justo condenar a sus hij@s a ser tan ignorantes como su padre?
El 'PIN Neandertal' que defienden Vox y PP no sólo se da de bruces contra la Constitución que tanto dicen defender, sino también contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos y contra la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña. Es absurdo porque, como se encargó ayer de subrayar el presidente del Gobierno, ni siquiera se sustenta en denuncias formales sobre los contenidos que quieren censurar.
La campaña impulsada por los grupos ultracatólicos es esperpéntica de principio a fin y su intento de imposición en regiones como Murcia o Andalucía únicamente responde a la dependencia del PP de Vox para gobernar. Los hijos y las hijas son descendencia de sus padres y madres, pero no una propiedad como defiende la derecha. Precisamente para combartir ese sentimiento de propiedad, que también destila esta cultura retrógrada y machista con las mujeres, nacieron los derechos de la infancia, esos de los que Vox reniega en las instituciones públicas.
De tener que existir el PIN Parental, debiera ser en sentido inverso: de aquellos menores que, pese a querer a sus progenitores, no quieren vivir sometidos a una única neurona como ellos. Con su censura, la derecha se aferra a un clavo ardiendo y, como históricamente ha hecho el fascismo, ve en la censura y la opresión su única baza de superviviencia. El fascismo, que en el fondo es lo que se esconde tras lo que defienden Abascal y Casado, es incompatible con la razón y, por ello, quieren excluir a ésta de la escuela. No lo conseguirán... igual, hasta les sale un hij@ comunista que les recuerda que gracias al comunismo hoy viven en democracia en España.