Hoy, 28 de febrero, es el Día de Andalucía. Un día muy especial, pues precisamente hoy se celebran los 40 años de autonomía andaluza. En mitad de los actos de celebración, aparece la extrema-derecha de Vox, dando voz a esa corriente ultraconservadora que habla de pucherazo en el referéndum de aquel 28 de febrero de 1980 y que, al hacerlo, carga contra la Constitución que tanto dice defender.
Llegar a aquel referéndum no resultó nada sencillo. Fue necesario mucho esfuerzo, sacrificio, incluso sangre. En la memoria de todas y todos, ya convertido en un auténtico símbolo, el sindicalista de CCOO Manuel José García Caparrós, asesinado por la Policía Armada aquel 4 de diciembre de 1977 durante una manifestación en Málaga por la autonomía andaluza. Un asesinato sobre el que sigue una opacidad intolerable, propia de esta Transición tan poco modélica que nos venden.
Llegaría un año más tarde el Pacto de Antequera, que uniría a las principales fuerzas políticas y, ya en junio de 1979, la constitución de la Junta de Andalucía. Aquello propiciaría que se activaran los mecanismos contemplados en la recién estrenada Constitución para crear la Comunidad Autónoma de Andalucía. Había dos mecanismos para hacerlo, la vía rápida (artículo 151), que parecía reservada únicamente a Catalunya, Euskadi y Galicia, o por la vía lenta (artículo 143). La diferencia era un plazo de cinco años, algo que Andalucía no parecía querer esperar.
Así se terminaría llegando a un referéndum en contra del cual la derecha estaba en contra, como probó la campaña Andaluz, éste no es tu referéndum del gobierno de España de UCD. Los andaluces y andaluzas superaron esas cortapisas y especialmente la izquierda se movilizó para ello. En la retina de muchas personas todavía está el retorno del comunista Rafael Alberti a Granada para hacer campaña por el SÍ y sus palabras "en esta primera visita mía a Granada, mi pensamiento íntimo ha estado lógicamente con Federico, de quien yo fui muy amigo y con el que la guerra y las balas franquistas me hicieron quedar en deuda hace ya más de 43 años, al impedirme cumplir mi promesa de visitarlo en su casa de la Huerta de San Vicente". Y es que, mal que les pese a muchas personas hoy, el Partido Comunista fue crucial para lograr la autonomía andaluza.
Andalucía en bloque apostó por el SÍ, con la excepción de Almería, donde la abstención rozó el 49% y el apoyo a la aunomía se quedó en un 42,07% del total de electores, lejos del 50% que se exigía en cada provincia. Y aquí es donde entra Vox con su teoría del pucherazo, sencillamente, porque se aplicó otro artículo de la Constitución, el 144, que establece:
Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán, por motivos de interés nacional:
a) Autorizar la constitución de una comunidad autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia y no reúna las condiciones del apartado 1 del artículo 143.
b) Autorizar o acordar, en su caso, un Estatuto de autonomía para territorios que no estén integrados en la organización provincial.
c) Sustituir la iniciativa de las Corporaciones locales a que se refiere el apartado 2 del artículo 143.
Y es que aunque el principio de constitución de las Comunidades Autónomas es de voluntariedad (art. 143.1), este principio no es incondicionado ni exclusivo. Lo único que se hizo entonces, dado el abrumador apoyo a la autonomía por parte del pueblo andaluz, fue aplicar la Constitución... curiosamente, esa en cuyo último aniversario los dirigentes de la extrema-derecha sacaban pecho asegurando que "Vox, como tercera fuerza parlamentaria, doblegará sus esfuerzos en defensa de la Constitución"... tendría que haber matizado, "en defensa de lo que nos interese de la Constitución". Gracias a lo que hoy llaman 'pucherazo', Andalucía fue la cuarta Comunidad Autónoma y hoy tiene poderes legislativos, ejecutivos y judiciales de los que se benefician.
Esta teoría del pucherazo de Vox es otra de las numerosas contradicciones a las que se enfrenta la extrema-derecha, cuya buena parte de dirigentes ha vivido durante años de los sueldos procedentes de las Comunidades Autónomas que tanto desprestigia... esas CCAA en las que incluso tiene representación activa. Ayer mismo escuchaba a un concejal malagueño de Vox exponer su teoría del pucherazo y reclamar la desaparición de las CCAA, reforzando los Ayuntamientos y las Diputaciones... justamente los organismos de los que recibe su sueldo este concejal en cuestión (en el ente provincial, como ya hiciera en su día su padre y ahora también su pareja).
Tal es la desfachatez, ignorancia o, sencillamente malintención de este sector ultra: quien reclama reforzar la Diputación obvia que en el caso de Andalucía (única excepción junto con Castilla León) casi una cuarta parte de su financiación procede de la Junta, del gobierno autonómico. Lo mismo sucede con los Ayuntamientos, que precisan de los ingresos que llegan de las Comunidades Autónomas para la prestación de servicios.
A Andalucía le queda un largo camino por recorrer, pues aún hoy se encuentra a la cola de Europa en muchos indicadores socioeconómicos, pero no podemos negar que se ha avanzado mucho desde el punto de partida, aquel en el que venía de haber sufrido el olvido y ninguneo de la dictadura franquista. Paradójicamente, muchas de las personas que más se benefician de los logros conseguidos son los que cargan contra quienes lucharon por ello... pero el cazo no dejan de ponerlo, claro está.