Albert Rivera no puede escapar de su afán de protagonismo. Ficha por un bufete de de abogad@s y los medios de comunicación le prestan atención más que por lo que importe su destino laboral, por cómo puede apoyar a la heredera y cómplice de la deblace electoral de Ciudadanos (Cs), Inés Arrimadas, en plena semana de primarias. Hoy dará rueda de prensa para anunciar su nuevo trabajo; se fue para ser un hombre feliz y ahora se ha dado cuenta de que sin los focos encima está triste.
Cuando Rivera dimitió, sin un mínimo de autocrítica, lo hizo con la meta de querer ser feliz, de abandonar la escena pública para disfrutar de su esfera privada. Así lo expuso y así lo solicitó a prensa, militancia, etc. ¿Qué ha hecho desde entonces? Publicar un libro para hacer caja y ahora comparecer en rueda de prensa para contar cómo se ganará la vida. Lo ha hecho, además, generando malestar entre sus compañer@s de viaje, como siempre hizo en política, porque el acto se anunció en el Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) y la institución ya ha dejado claro que su sede no está para "no sirve ni puede servir, en ningún caso, para la promoción publicitaria y comercial de despachos particulares o para quiénes se incorporan a los mismos, participando de acciones de 'marketing', o de cualquier otra índole, dirigidas a la consecución de los referidos fines". Debe de creer Rivera, como ahora lo cree Arrimadas, que la vida es igual que cuando estaba al frente de Cs, donde hacía y deshacía a su antojo.
Debe de ser muy triste no ser capaz de llenar la vida de uno sin estar en el foco informativo. Después de haberse paseado por bufetes, agencias de comunicación... ofreciéndose como comercial, ha fichado por este bufete. Nos lo vendan como nos lo vendan, todas estas personas que un día lideraron (desde Aznar a González, a Sáenz de Santamaría, Cospedal y, ahora, Rivera) no aterrizan en estas organizaciones por su formación, sino por su agenda, por sus contactos, por su grado de influencia en determinados ámbitos. Comerciales, vaya, con todo el respeto por esta compleja profesión en la que, como en político, triunfa demasiado vende-motos.
A nadie le importa cómo se ganará el cocido Rivera. Lo que importa es si hoy se inclinará por su cómplice en la debacle de Cs. ¿Dará su bendición a Arrimadas, la misma que habla de que no se puede hacer más autocrítica después de haber borrado de las actas del partido a quienes hicieron crítica? Es lo que se espera que haga, bien de manera directa o indirecta. A fin de cuentas, le interesa: Arrimadas, no sólo representa al aparato del partido y al continuismo de Rivera, sino que además, su victoria revalorizará el fichaje de Rivera en el bufete que lo contrata, pues podrá arañar algo más de influencia a través de Cs; ya saben, yo te doy cremita, tú me das cremita... o como les cuentan en sus clases de coaching, un win-to-win.