Llevamos semanas alertando de la desinformación, de la manipulación que desde sectores de la derecha y la extrema-derecha se está realizando contra el gobierno. A quienes lo hacíamos, a los medios y l@s periodistas que, en lugar de inventar una realidad paralela, desmentíamos con datos objetivos y contrastados la cruda realidad que vivimos, nos han insultado y amenazado en un vano intento por desprestigiarnos. Ahora, con las pruebas irrefutables de la manipulación por parte de La Razón, amplificada por esa derecha rancia cuyo patriotismo se reduce a un trapo bicolor, nos hacemos más fuertes y se extinde la onda expansiva del llamamiento a no seguir el juego las mentiras partidistas.
La Razón publicó que el CSIC alertó en enero de la "letalidad" del COVID-19. En su edición en papel lo llevó a portada, como la noticia destaca del día. Pocas horas después, el propio CSCI publicaba un contundente comunicado que desmentía la noticia. Según se detalla en el comunicado, "el organismo quiere manifestar que dichas informaciones no se ajustan a la realidad, ni reflejan el sentido del informe al que se alude".
La información con la que la derecha volvía a intentar desgastar al gobierno, en lugar de fortalecerlo de cara a gestionar esta crisis, sencillamente, era mentira. En relación al informe al que hace referencia La Razón, desde el CSIC se afirma que "no estudió entonces el alcance epidemiológico del virus, por lo que el organismo no emitió ningún informe al respecto".
A pesar del desmentido, ni La Razón, ni el autor del artículo Jose L. Lobo, ni su director Francisco Marhuenda ni quienes volvieron a utilizar la desinformación y la mentira como arma arrojadiza contra un gobierno que bastante presión tiene ya bregando con una crisis tan compleja y desconocida, se han retractado. Ahí metemos en el caso a miembros de de partidos de la oposición, cuya lealtad institucional y sentido de Estado es inexistente; incluso, a Albert Rivera, incapaz de asumir que se ha convertido en un ciudadano irrelevante.
Estamos entrando en un juego muy peligroso ante el que hay que estar alerta. Cualquier persona decente y honesta que cargara contra el gobierno por la noticia publicada por La Razón debería hacer autocrítica, dar un paso atrás y valorar si su comportamiento beneficia en modo alguno a mejorar la difícil situación por la que atravesamos. Ya no podemos hablar de desinformación, es preciso hablar de mentira y manipulación, con todas sus letras. Eso es imperdonable siempre, pero en un momento como el actual evidencia, además, los intereses partidistas que poco o nada tienen que ver con el bien común de un país que ha de permanecer unido.