Nada nuevo bajo el sol. ¿De verdad hay sorpresa por el sueldo multimillonario de Messi? Entiendo que El Mundo quiera estirar la polémica porque aporta cientos de miles de visitas a su página web y que lo haga, además, sin entrar a analizar cuánto genera el futbolista argentino para el F.C. Barcelona en lugar de limitarse únicamente en lo que cuesta. Y eso es lo realmente escandaloso: que si esos más de 555 millones nos dejan boquiabiertos, Messi ingresa en publicidad, derechos de imagen, venta de camisetas y demás productos (mochilas, puzzles, botas...), patrocinios, derechos de televisión... mucho más.
El capitalismo ha normalizado que determinados personajes públicos se embolsen millones al año por trabajos cuyo fin es el entretenimiento, mientras que personas cuyos empleos son absolutamente esenciales para la sociedad, en sectores como la Educación o la Sanidad, vivan en la más absoluta precariedad.
Los 555 millones de euros de Messi continúan siendo rentables para el Barça por el dinero que el argentino trae al club. Y tan barbaridad es una cosa como otra, aunque sólo se estén cargando las tintas en lo primero. El despropósito capitalista ha llegado a tal extremo que hay deportistas que ganan más por publicidad y marketing que por la competición en sí.
El dinero que se mueve en torno al deporte no es lo único que debería escandalizarnos, también que un adolescente tardío se embolse cuatro millones de euros por grabar vídeos en su habitación, que por presentar unas campanadas de Nochevieja se cobren 66 veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o que por una única fotografía de Instagram posando con un producto se cobren 6.000 euros (el mejor pagado es Dwayne Johnson La Roca, con más de un millón de dólares por post)...
¿Debería limitarse el salario máximo que puede recibir una persona, no sólo estos personajes, sino cualquier directivo del Ibex 35, representantes políticos, jueces, magnates de la tecnología, etc.? Yo siempre he sido partidario de que sí, especialmente dada la cantidad de agujeros fiscales que nuestra legislación les brinda para que no tributen como deben. Ese es el verdadero escándalo, cómo se han sobrevalorado determinadas profesiones en detrimento de las que son esenciales para la sociedad y de qué manera se ha narcotizado a la sociedad para que ésta lo asuma con normalidad. Pero de eso no se informa tanto... me temo.