Posos de anarquía

Las operadoras chupan del bote de los fondos europeos de reconstrucción

Las operadoras chupan del bote de los fondos europeos de reconstrucciónEn medio de tanto revuelo político y sus pormenores de amarillismo, las vacunas, la Semana Santa y el resto de temas que conforman eso que en el gremio periodístico llaman ‘la agenda’ –con la misma entidad que en economía tiene ‘el mercado’-, esta noticia pasará inadvertida: las tres grandes operadoras, esto es, Movistar, Orange y Vodafone, chuparán del bote de los fondos europeos de reconstrucción. Y lo harán de lo lindo.

La jugada es maestra. La dependencia que ha generado la sociedad de las telecomunicaciones es incuestionable y la pandemia de COVID-19 se ha encargado de reforzar esta idea. Las videoconferencias con los seres queridos, el teletrabajo, la telemedicina –en el caso de la pública, limitada al teléfono-, la adicción a las series de televisión... la lista no es corta. Cosa bien distinta es cuán triste es la dependencia del ocio digital que buena parte de la sociedad ha generado en detrimento de los grandes placeres analógicos, pero esa cuestión merecería un artículo dedicado.

Dada esta dependencia, las tres operadoras se han unido para definir un plan de extensión del 4G y el 5G allá donde no llega... y si no llega es porque el número de personas usuarias que vive en esa España vaciada no resulta rentable. Y eso que, no nos engañemos, el Estado ya les inyecta ayudas para extender las telecomunicaciones a estas regiones a través del Programa de Extensión de Banda Ancha de Nueva Generación, cuya teta sabe exprimir a discreción Telefónica.

Todos los caminos conducen a Roma y, en este caso, a las privatizaciones, que han arruinado literalmente a España. La privatización de Telefónica pasará a la historia como uno de los grandes errores en la historia económica del país, junto con otras de sectores estratégicos como Endesa. El denominador común es el desmantelamiento inicial por parte de Felipe González y el hachazo definitivo de José Mª Aznar.

Pagamos con dinero público el negocio de las operadoras, a pesar de que sus beneficios millonarios. Si miramos a los extremos, a pesar de que la facturación de Orange cayó un 6% en 2020, ingresó casi 5.000 millones de euros y su beneficio operativo superó los 400 millones. Telefónica, por su parte, aunque cayó un 3,5% en España, disparó sus ingresos hasta cerca de los 12.400 millones.

¿Qué obtenemos los usuarios y usuarias a cambio de subvencionar a las operadoras? Pues lo cierto es que cada año las operadoras se sitúan en los puestos de cabeza por número de reclamaciones en Consumo. No sólo eso, sino que no queda tan lejos la multa de 6 millones de euros que tuvo que imponer la CNMC a Telefónica en 2019 por discriminación, dado que suministraba servicios de banda ancha y telefonía fija y reparado averías de sus propios clientes en mejores plazos y condiciones que los prestados a operadores alternativos.

La verdad es que, según los estudios que realiza OfCom en Reino Unido, las tarifas de España son de las más elevadas de Europa. De hecho, si nos comparamos con Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, somos el país más caro en la franja de velocidad de 30-300 Mbps, y el segundo más caro a partir de los 300 Mbps. Y adivinen qué: los objetivos que se ha marcado Europa es que toda la población tenga conexiones de 30 Mbps en 2023 y de 100 en 2025, curiosamente, el rango en que España lidera con las tarifas más caras.

A pesar de ello, el lobby de las operadoras es brutal y conseguirán que el Gobierno pase por el aro y les deje a precio de saldo la subasta de espectro 5G. Se mima a las tres grandes, con repartos casi a partes iguales del millón de euros que se gasta el INE (Instituto Nacional de Estadística) para su estudio de movilidad de turistas nacionales y extranjeros.

El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) advertía recientemente de cómo la desigualdad digital se ha convertido en una amenaza crítica. Una de las claves para atajarla son las operadoras, pero inyectarles dinero público no es sinónimo de resolución del conflicto. Deficiencias en el servicio, tarifas abusivas, cobros indebidos... encabezan la lista de reclamaciones a las compañías de telecomunicaciones en España. ¿Se está teniendo demasiada mano izquierda con este lobby? Es evidente que la respuesta es sí, aunque no esté en las primera planas porque los efectos no alcanzan a todo el mundo por igual... solo a los de siempre.

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