Posos de anarquía

Un Día de Andalucía para dar un paso atrás

Un Día de Andalucía para dar un paso atrás
Terraza de un bar de Mairena del Aljarafe(Sevilla). - José Manuel Vidal / EFE

Es 28 de Febrero, Día de Andalucía, y por las calles del sur se respira esa alegría, ese sentimiendo patrio por el terruño que jamás he llegado a sentir, ni siquiera a entender. No interioricé nunca esa emoción por mi lugar de origen, Madrid, y tras siete años por estas tierras tampoco lo hago por Andalucía. Uno se siente afortunado de dar con sus huesos en estas tierras, orgulloso de rodearse de una gente maravillosa, pero ¿de la tierra? Eso, al menos a mí, me cuesta.

Dicho lo cual, como apunto, siento que el azar se ha portado bien conmigo trayéndome hasta Andalucía y, quizás por eso, aunque no sea exactamente por una razón de orgullo, me duele ver cómo pésimos gobernantes van destruyendo la región de la que hoy presumen desde sus atriles.

Quizás en una ciudad como Madrid resulta más complejo percatarse de cómo cuanto más ofrece el lugar, más desaparecibido pasa el expolio de su riqueza. En Málaga, en cambio, es más que evidente si se presta la debida atención, pero incluso siendo flagrante el estrago que realizan las Administraciones Locales, Provinciales y Autonómica, la vida pasa entre pequeños placeres.

En el día a día, las personas afortunadas de ir tirando -ya no digo quienes viven acomodadas-, intercalan algún pequeño atisbo de indignación por la escabechina de gestión de nuestros representantes, pero son tantas las posibilidades que ofrece esta tierra andaluza para el disfrute, que por una mera cuestión instintiva de supervivencia, se entregan más a esa alternativa. Y no les culpo y eso me resulta más sencillo de entender que el orgullo patrio.

Sin embargo, si en uno de esos atisbos uno da un paso atrás, ve cómo se está esquilmando la Sanidad Pública, a todas luces insuficiente en Andalucía para las necesidades de su población. Desde esa posición retrasada, se observa cómo la Educación privada se hace de oro mientras la Consejería de Educación interesadamente no oferta plazas escolares públicas suficientes.

Ese metro y medio de distancia que pueden interponer les descubre cómo la falta de recursos y la precariedad convierten un incendio forestal en una auténtica tragedia natural, social, y económica; cómo la única apuesta por el sol y la playa reduce el tejido industrial hipotecando el futuro de la región; cómo el desempleo va a contracorriente de la media nacional y cómo se perpetúan los guetos de pobreza cuya única esperanza terminan siendo los recursos que inyectan las obras sociales de la banca carroñera.

Todo eso, con dar un paso atrás, no hace falta siquiera soltar la caña y la tapa. Si retroceden más, también lo harán en el tiempo, pudiendo comprobar cómo si una legislatura ha bastado al PP para tejer una red clientelar de tomo y lomo, impulsada por la que ya había desplegado previamente desde ayuntamientos, diputaciones y mancomunidades, qué no habría hecho el PSOE en casi 40 años de gobierno. Bueno, algo sabemos y ha probado y condenado la justicia... y podemos observar el resultado a lo largo de toda la costa andaluza, con ese urbanismo depredador que tanto ha gustado a PSOE-PP, que ha llenado unos pocos bolsillos sin que repercutiera positivamente en los habitantes, o en el cortoplacismo de trocar acuíferos por votos.

Por todo ello, hoy 28 de febrero, Día de Andalucía, celebren, disfruten, entréguense a todos los placeres y riqueza que aún puede ofrecer esta tierra, pero traten de que los atisbos de indignación sean más extensos, no se dilaten tanto en el tiempo, pierdan intermitencia. Es año electoral y, voten a quien voten, exijan decencia y honestidad, tomen las riendas de esta tierra porque ahora mismo las llevan otros y llegará el día en que, para cuando quiera volver a disfrutar de ese pequeño placer que tanta satisfacción le reportaba, sencillamente, se haya esfumado y no vuelva más.

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