Posos de anarquía

Albares entona el Spain First

Albares entona el Spain First
Albares durante su comparecencia en la Comisión de Exteriores del Congreso.

La comparecencia en la Comisión de Asuntos Exteriores del ministro del ramo, José Manuel Albares, ha dejado cristalina una cosa: El pueblo saharaui queda en segundo plano para el Gobierno de España. En su primera intervención de cerca de 25 minutos, tan sólo ha mencionado dos veces al pueblo saharaui. Todo su discurso estuvo plagado de "España" y "Marruecos", destacando los beneficios que traerá para España este giro en política exterior. De la noche a la mañana, el que se bautizó como el gobierno más progresista de nuestra democracia ha adoptado un postulado trumpista, no exento de tufo franquista de traición al pueblo saharaui. Le ha faltado entonar el 'Spain First'.

Albares ha acudido a la Comisión en calidad de suplente, después de que Pedro Sánchez se quedara en el banquillo tras el rechazo del PSOE y la "pusilanimidad de Unidas Podemos, que no se presentó a la mesa" para cambiar el orden del día (en palabras del portavoz del PNV, Aitor Esteban). Dicho de otro modo, nadie salvo Ferraz quería a Albares en esa Comisión porque era el presidente del Gobierno a quien correspondía ese papel.

Así pues, el titular de Exteriores se ha encontrado a todos los partidos en contra del nuevo posicionamiento del Gobierno de España, con la excepción del PSOE, claro está. Por mucho que Albares haya querido maquillar los hechos, la causa real que ha motivado su comparecencia ha sido la defensa por parte del Ejecutivo español del invasor en el Sáhara Occidental, es decir, Marruecos, y su beneplácito para que éste consuma esta violación del Derecho Internacional anexionándose el territorio.

Absolutamente contra las cuerdas, Albares ha entremezclado la mentira con una humanidad impostada, todo ello empapado de su correspondiente dosis de capitalismo en vena. Aportando toda suerte de cifras económicas (España tercer inversor en Marruecos, 800 empresas españolas allí afincadas...), el ministro ha tenido la desfachatez de afirmar que "detrás de cada una de esas cifras hay vidas humanas", refiriéndose únicamente a las españolas y marroquíes, obviando las saharauis, cuyos DDHH son pisoteados desde hace casi medio siglo.

Albares ha tratado una y otra vez de engañar a sus señorías y a la ciudadanía indicando que la propuesta unilateral de autonomía está en el marco de las resoluciones de la ONU, cuando no es así. Ha insistido en las cuatro veces que se ha reunido con Staffan de Mistura, enviado especial de Naciones Unidas para el conflicto del Sáhara Occidental, como si eso tuviera algún valor considerando que desde su nombramiento todavía no ha pisado el Sáhara Occidental.

En su gira ha viajado a Marruecos y a los campamentos de población refugiada saharaui en Argelia pero no ha tenido ni el coraje ni la responsabilidad de acudir a los Territorios Ocupados, allá donde activistas saharauis como Sultana Jaya son torturadas, golpeadas y violadas por las autoridades marroquíes. Y eso tan sólo es la punta del iceberg, como documenta en la web SOS Sáhara.

Albares ha entrado en continuas contradicciones, hablando de meses de trabajo y, por el contrario, negando la existencia de cualquier diálogo con Marruecos, motivo esgrimido para no haber intentado atajar situaciones tan dramáticas como la de Jaya. Ha defendido "idéntico respeto a la legalidad internacional en Ucrania y en el Sáhara Occidental", cuando en el primer caso el Gobierno de España defiende a la víctima y en el segundo al agresor.

Han quedado sin respuesta ni explicación cuestiones como:

  • Por qué no se informó al Frente Polisario, representante legítimo del pueblo saharaui.
  • Por qué no se informó a Argelia y se mintió asegurando haberlo hecho, algo que desmintió Argel.
  • Qué consecuencias tendrá para España el manifiesto descontento de Argelia con esta decisión, tras haber retirado a su embajador en España.
  • Por qué tanto el Congreso como el resto de ciudadanía se enteraron por Marruecos y no por el Ejecutivo.
  • Por qué la carta íntegra la hemos tenido que conocer gracias a una filtración a El País.
  • Por qué no se consultó previamente este posicionamiento al Congreso de los Diputados y las Diputadas.
  • Qué garantías existen del cumplimiento por parte de Marruecos de los beneficios que 'vende' el Gobierno de este cambio de posición.

Albares, que ha llegado a tirar de la crisis del islote de Perejil, ha quedado desarmado, repitiendo argumentos una y otra vez, defendiendo la fiabilidad de la nueva relación con Marruecos después de que el régimen de Mohamed VI haya filtrado extractos de la carta de Pedro Sánchez, tras "meses de negociación continua pero discreta".

Más allá del modo en que el Gobierno de España está utilizando al pueblo saharaui como moneda de cambio, asumiendo su propia ineptitud para desbloquear sus relaciones con Marruecos de otro modo, lo que se ha evidenciado en esta lamentable comparecencia del ministro del 'Spain First' es que nuestro gobierno está adoptando una posición de política exterior sin contar con ningún apoyo del Parlamento, salvo el del PSOE, cuyas bases, por cierto, están que trinan (veremos si, como Unidas Podemos, se quedan sólo en eso, en meros trinos). Eso es muy grave. Mucho. "Democracia plena", lo llaman.

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