Posos de anarquía

El emérito vuelve por carnavales

El emérito vuelve por carnavales
Campaña publicitaria de CREE en favor del emérito. - Instagram @concordiareales

Todo indica que el próximo 21 de mayo se producirá el regreso de Juan Carlos de Borbón, prácticamente dos años después de que huyera como alma que lleva el diablo acorralado por el escándalo y el escarnio público. La noticia llega coincidiendo con el inicio de los carnavales de Cádiz y la reactivación de la asociación Concordia Real Española, que en los tiempos que corren se aparece más como chirigota que como el lobby monárquico que ansía ser.

Cualquiera puede intentar defender al emérito y su malograda reputación, faltaría más, aunque blanquear manchas que ya han calado demasiado hondo en nuestra democracia sea una misión imposible. Quizás por eso, las siglas convertidas en acrónimo que ha escogido Concordia Real Española es CREE en lugar de CRE, porque seguir tratando de encumbrar el emérito a los altares es un puro acto de fe.

La pancarta desplegada en el centro de Madrid con la leyenda "¿Recuerdas cuando nadie daba un duro por nosotros?" genera el efecto contrario al buscado, dando alas a la imaginación con respuestas como "Pues había alguien que se los llevaba todos". Sea como fuere, ahí está CREE, cuyo portavoz es Alfredo Urdazi, lo que incrementa aún más el carácter chirigotero de la asociación.

CREE se dispone a publicar un informe sobre la actividad diplomática del emérito, haciendo un recorrido por sus viajes y el impacto económico que tuvo para España. Es un movimiento más en esa evangelización borbónica que pretende llevar a cabo, sin quizás percatarse de que nunca un bien -muy discutible, por otro lado- puede compensar un mal. Fue un gobierno de Aznar quien suprimió la mili, sí, pero también el mismo que metió a España en una guerra preventiva en Irak justificada con mentiras. Claro, que quién soy yo para recordarlo, si CREE cuenta entre sus objetivos "defender la verdadera historia de España" y, como tal, no podrán olvidar la relación casi paternal del Borbón con el dictador Franco o cómo se le obligó a abdicar para intentar en vano que sus escándalos no salpicaran a la institución de la Corona.

Lo cierto es que el emérito ha dado muestras sobradas de falta de integridad, al huir con el rabo entre las piernas en lugar de plantar cara a las acusaciones si tan inocente se creía, y de falta de oportunidad, al elegir como destino una dictadura como Emiratos Árabes y andar codeándose con un traficante de armas buscado por la Interpol. Complicado limpiar esa mácula, como imposible resulta, entre el buen cúmulo de católicos que integran CREE, blanquear la imagen adúltera del Borbón, ya absolutamente normalizada en la familia real desestructurada. El cinismo es tal que llegan a felicitar en sus redes sociales por un aniversario absolutamente inexistente.

Resulta caricaturesco abrazarse al archivo de las causas para sacar brillo al emérito, cuando ello no implica inocencia sino, sencillamente, que o bien han prescrito por el modo en que la Justicia ha arrastrado los pies para que esto sucediera o bien que no se le puede juzgar porque la Constitución lo blinda -ya sabe, como dijo el magistrado británico, hubiera podido robar en una joyería de Serrano a plena luz del día y tampoco se le podría juzgar-.

Quizás por ello, CREE ha recurrido a una de las prácticas que nos ha hecho descender en el ránking de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras, el llamado SLAPP (Strategic Lawsuits Against Public Participation), es decir, acciones judiciales abusivas interpuestas contra los periodistas con fines a menudo intimidatorios y por presunta revelación de secretos o delitos contra el honor. Las querellas contra periodistas y políticas se han sucedido casi al mismo ritmo que se han ido archivando, puesto que la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) es clara al determinar que las manifestaciones contra la Corona carecen de relevancia penal porque las enmarca en el ámbito de la crítica política y no personal de la institución de la monarquía.

Precisamente el 21 de mayo se celebra el Día Europeo de la Red Natura 2000, que promueve la conservación de la biodiversidad, así que nada que objetar a que personas como las de CREE rindan culto  a quienes consideren oportuno, aun cuando no sean ejemplo de virtudes a imitar. Del mismo modo, la hinchada borbónica tiene que aprender a encajar que el número de personas que desprecian la monarquía se cuentan por millones, como demuestran los dos únicos sondeos rigurosos que se han realizado preguntando por ello -dado que el CIS lleva siete años sin tener ni el arrojo ni la profesionalidad de preguntar-, con una victoria por la opción republicana. Este pasado fin de semana, de hecho, se llegó a celebrar una consulta estatal, con un 93% de los votos apoyando la república. Quizás por todos estos indicios, los monárquicos se empeñan más en crear asociaciones que perpetúen la monarquía por la vía de la imposición que dando opciones de que sea el pueblo español quien la reafirme por la vía democrática de la elección. Y eso, tampoco se puede blanquear.

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