Posos de anarquía

La pobreza, la gran olvidada del debate

La pobreza, la gran olvidada del debate
El segundo de los debates tuvo más intensidad y marca el fin práctico de la campaña. - Canal Sur

No hacía falta el segundo debate de la campaña electoral andaluza para saber que Vox forzará su entrada en el Gobierno aunque el PP sólo precise un único escaño de los ultras. Tal anuncio ya se había realizado en campaña. A diferencia del primer debate, el del pasado lunes tuvo mayor fluidez, algo más de confrontación y réplicas a Macarena Olona (Vox) más allá de Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía), que en el primero fue la única que le plantó cara. Con todo, uno de los hechos más desalentadores fue el modo en que, como sucede posteriormente con las políticas, se ignoró la pobreza que asola Andalucía.

El último Informe sobre el Estado de la Pobreza elaborado por EAPN-Andalucía (Red Andaluza de la Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social) es demoledor, revelando cómo más del 35% de la población de Andalucía está en riesgo de pobreza y/o exclusión social, lo que supone 8,7 puntos porcentuales más que la media nacional. Esta Comunidad Autónoma es la que peor tasa AROPE tiene de España, sólo por detrás de Extremadura y Canarias.

A pesar de que absolutamente todos los indicadores que determinan la "Privación material severa" se hallan en Andalucía por encima de la media nacional, ningún candidato o candidata abordó en profundidad la pobreza en el primero de los bloques del debate, dedicado a políticas sociales, igualdad, educación y sanidad. Más allá de las referencias al desempleo o a la inflación o una mención de Inmaculada Nieto (Por Andalucía) en el tercer bloque recordando que uno de cada diez niños y niñas vive en una situación de pobreza severa, la pobreza fue borrada del debate.

No se trata únicamente de esas personas que llegan justas a fin de mes y han de realizar auténticas obras de ingeniería contable, sino de las decenas de miles que ni siquiera tienen un techo donde guarecerse. Sólo en Málaga, que se sitúa entre las diez ciudades más ricas de España, se estima que la cantidad de personas que vive en la calle ronda el medio millar. El hecho de que para buena parte de esta ciudadanía acudir a las urnas no sea una prioridad parece que basta para no hacer campaña para ellos y, cuando se toca el poder, no articular políticas de rescate, sino más bien de cordón sanitario. El problema es que hay personas a las que sí nos importa y ver cómo se ignora a este colectivo también define nuestro voto.

Realizada esta reflexión, el debate estuvo marcado por algo más de intensidad que el vivido en TVE. Con una Olona faltona y carente de propuestas que no supo gestionar sus tiempos y permaneció callada durante buena parte del debate, el resto de oponentes aprovechó para mostrar una mayor confrontación con ella.

Destacó en su desparpajo y rapidez mental la candidata de Por Andalucía, que en el primer debate estuvo ausente por momentos. Aunque quizás se apoyó demasiado en las políticas del Gobierno de España -no tanto como lo hizo Juan Espadas (PSOE)-, Nieto sacó las vergüenzas de gestión en Sanidad o Educación a Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), acusándole de construir hospitales sin personal sanitario al más puro estilo Ayuso en Madrid.

Moreno Bonilla subió un par de grados de intensidad respecto al primer debate, pero su máxima de tratar de pasar inadvertido continuó dominando, mostrando autocomplacencia y soberbia contenida a partes iguales. "Usted es educado, pero moderado no", replicó Nieto en alusión a los efectos que tienen sus políticas en la población. La soltura y cercanía con que se supo desenvolver la candidata de Por Andalucía chocó con Espadas, que continúa encorsetado, gris, sin carisma y envuelto en ese halo que le llevó a ganarse el apelativo de "representante de Pedro Sánchez", por parte de Moreno.

Juan Marín (Cs), por su parte, hizo lo que pudo que, básicamente, fue recordar al electorado lo que votó en 2018, obviando que la situación actual ha cambiado significativamente y en esta nueva cita electoral pocas personas serán las que se acuerden de la formación morada. Abusando del recuerdo de su compañero Javier Imbroda, Marín juega con cifras que no son necesariamente buenas, como es el crecimiento explosivo del número de autónomos detrás del cual hay más necesidad de autoempleo -y quizás falsos autónomos- que ansias de emprendedor.

En cuanto a Rodríguez, ésta se reivindicó como la única candidata sin lazos ni dependencias con Madrid, lo que le sirve para presentarse como el partido realmente andalucista que no antepondrá estrategias nacionales a los de la región. Incidiendo en ese mensaje, lamentó cómo para muchas formaciones se han instrumentalizado estas elecciones como una suerte de experimento o trampolín para las generales. Obvió, eso sí, que a ella misma le servirán de termómetro para saber las posibilidades reales que tiene cuando llegue ese momento de plantar una pica en el Congreso.

A nivel práctico y con cierto hastío ciudadano, este último debate ha puesto fin a la campaña, a pesar que aún resten cuatro días para ello. A falta de que alguno de los candidatos o candidatas realice algún anuncio bomba o suelte sonoro exabrupto, se inicia ahora el periodo de reflexión para quienes no tengan decidido aún su voto y estén dispuestos a realizar ese ejercicio. Con los sondeos en la mano, el único que tiene algo que perder es Moreno, que se ha pasado de frenada con su moderación impostada y los aires triunfalistas que destila. Para el resto de las fuerzas, el 19 de junio es la puerta a una remontada o a cumplir con el guion de las encuestas. Dicho de otro modo, la noche electoral, ¿repetirá Moreno esa risa socarrona del último debate cuando Olona daba por hecho su matrimonio político de conveniencia?

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