Posos de anarquía

Boicot a la democracia con el fantasma de ETA

Boicot a la democracia con el fantasma de ETA
Imagen de archivo de un homenaje a Blanco en 2011. - José Oliva /Europa Press

Hace más de una década que ETA desapareció, pero España no avanza. Avanzar no es olvidar, avanzar no es dejar impunes los crímenes que todavía están pendientes de esclarecerse; sin embargo, una parte del país olvida sistemáticamente eso, instrumentalizando a las víctimas con fines partidistas, resucitan el fantasma de ETA y atribuyéndole sus asesinatos y atentados a representantes públicos que no tuvieron absolutamente nada que ver con ellos. El homenaje a Miguel Ángel Blanco lo ha vuelto a poner de manifiesto.

El próximo 10 de julio tiene previsto un homenaje en Ermua al concejal asesinado por ETA en 1997 y algunos colectivos de víctimas de la banda terrorista amenazan con dar plantón al presidente del Gobierno y al rey. Flaco favor hacen a la figura homenejeada de la que, por cierto, uno de cada dos universitarios ya no saben quién fue. La polémica se ha amplificado con la denuncia de la hermana del asesinado, que es diputada del PP en la Asamblea de Madrid, asegurando primeramente que el alcalde socialista había vetado su participación en el acto y, posteriormente, que para romper el veto le había solicitado de antemano el discurso.

Embarrado ya el homenaje sin que a ciencia cierta se conozca la verdad real, lo más triste del asunto es cómo algunas personas han empozoñado el acto para criticar la Ley de Memoria Democrática, no tanto por su contenido, como por contar con el apoyo y participación de EH Bildu, que además de incluir la cruenta dictadura que partidos como Vox aún anhelan, también ha incorporado la Transición, extendiendo la aplicación temporal hasta 1983.

Como he repetido en multitud de ocasiones, es posible aceptar que la Transición se realizó lo mejor que se pudo, pero de ahí a considerarla modélica existe una gran diferencia. Una parte de la sociedad española, incluida una facción del PSOE, PP, Cs y Vox, consideran que juzgar y reparar las violaciones de Derechos Humanos (DDHH) cometidas en ese periodo está fuera de lugar. Quienes están fuera de lugar, en realidad, son ellos, aferrados a un fenómeno idealizado y escocidos cada vez que una formación como EH Bildu les atiza bofetadas de realidad.

Calificar a EH Bildu de brazo político de ETA es manipular la realidad, poner palos en las ruedas a nuestra democracia y violentar el Estado de Derecho. Sin embargo, es una práctica habitual, no sólo de la derecha confesa, sino de la enraizada en filas socialistas que cada mañana al despertar se esfuerzan en aplicarse su capa de maquillaje progresista pero que, al final del día, queda descompuesta revelando lo que en realidad son.

¿Hay miembros en EH Bildu que pertenecieron activamente al entorno de ETA? Sí. ¿Hay muchos otros que jamás tomaron parte, ni siquiera de refilón? También. Lo que diferencia a ambos perfiles de quienes aún añoran el franquismo desde asientos del Congreso y el Senado es que ellos hace tiempo que mostraron arrepentimiento y condenaron la violencia de ETA, frente a esa España retrógrada que todavía hace apología pública del dictador. Comparar en ese sentido, como habitualmente hacen PP, Cs, Vox y el sector más rancio del PSOE, a la extrema-izquierda con la extrema-derecha es tan absurdo como forzado, porque mientras que gracias a la primera sólo en la presente legislatura se han conseguido algunos de los grandes avances sociales de nuestra democracia, la segunda pretende acabar con buena parte de los derechos y libertades conquistados desde la idealizada -e impune- Transición.

España necesita avanzar y con esa parte del país revanchista resulta muy complejo; su miopía, que por momentos es pura ceguera, sumada a la hipocresía que les lleva a disfrutar de los avances en justicia social que, entre otros, disfrutamos gracias a EH Bildu -y no precisamente al PP o Vox-, mientras quieren ilegalizarlo, les instala en un espacio de boicot continuo a nuestra misma democracia. Esclarezcan los crímenes de ETA por resolver, prohíban homenajes a terroristas juzgados pero también den una oportunidad a nuestra democracia, esa que tanto tiempo le están negando a pesar de ver elección tras elección que el apoyo a una formación como EH Bildu no viene por su populismo, sino por su nacionalismo -que puede discutirse como cualquier otro- y de sus políticas de igualdad y justicia social que han encontrado amplio respaldo social.

Cuanto antes asuman esa realidad, antes se avanzará en la reparación a todos los niveles de las víctimas del franquismo, de ETA, de los GAL... Hay quien quiere construir y quien solo pretende demoler; estos últimos, los de la impunidad selectiva que quieren mantener a la Transición en una urna de cristal, han de quitarse la venda de los ojos y dejar de zancadillear a nuestra democracia.

Más Noticias