Posos de anarquía

La ley que sí nos acerca a una dictadura

La ley que sí nos acerca a una dictadura
Protesta colectiva convocada por Amnistía Internacional (AI) contra la ley mordaza. - AI

El Gobierno se ha enfrentado y se enfrenta a problemas de una envergadura inédita en nuestra democracia, tales como una pandemia global y sus efectos, el impacto de una guerra en Europa, una inflación galopante, unos costes energéticos disparatados... problemas exógenos con los que tiene que lidiar. Cosa bien distinta es los que se crea él mismo: con una mayoría más que suficiente para derogar la ley mordaza, el que se autocalifica como "el gobierno más progresista", lleva tres años manteniendo inexplicablemente esta ley represiva que tanto daño inflige a nuestra democracia.

España está lejos de ser el país autoritario que dibuja Isabel Díaz Ayuso y, curiosamente, leyes que nos acercan a ello, como la ley mordaza, fueron promulgadas por el PP. Imaginen de lo que sería capaz la presidenta de Madrid gobernando el país, ella que sólo con su gestión autonómica se ha llevado ya miles de vidas por delante en pandemia, poniendo en riesgo otras tantas a las puertas de centros sanitarios sin médicos.

No se puede culpar al Gobierno de coalición de esta ley mordaza, pero sí de su mantenimiento y los graves efectos que está teniendo. Las caras más visibles de ello son los periodistas, desde el Premio Pulitzer Javier Bauluz, multado por fotografiar la llegada de migrantes en Canarias, o más recientemente las periodistas que cubrieron un acto de protesta en el Museo del Prado. Los dos ejemplos sirven de perfecto altavoz a lo que están sufriendo muchos otros compañeros y compañeras de profesión, activistas, miembros de otros movimientos sociales...

El caso de Joanna Giménez i García y su compañera fotógrafa en la protesta del Prado expone con toda crudeza los abusos que están teniendo lugar y a los que este Gobierno está dando amparo. Leer el relato de Joanna, colaboradora habitual de El Salto, sobrecoge y evidencia el clima de represión en el que los periodistas trabajamos en determinadas coberturas. Pasar en cuestión de minutos de testigo a imputada, detener de manera arbitraria pese a haberse presentado en comisaría de manera voluntaria y soportar un proceder policial que, si se produjera a la inversa seguramente le valdría unos cuantos porrazos, ponen de relieve que el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos tiene y se ha creado un serio problema.

Esta misma semana, Amnistía Internacional convocó una protesta de doce horas frente al Congreso, recordando a Pedro Sánchez su promesa de derogar esta ley represiva cuando aspiraba a gobernar... promesa que parece haber caído en el olvido -y no es la única-. Vulnerar el derecho a la información y la libertad de prensa del modo en que se está haciendo desacredita nuestra democracia y da alas a aspirantes a golpistas como Miss Guadaña en Madrid que persigue dinamitar los pilares democráticos.

Bajo esta abominable ley, los periodistas padecemos el arbitrio policial, cuyos agentes llegan a incumplir la ley fotografiando nuestros DNI con sus móviles personales durante protestas callejeras y, si nos negamos a ello, denunciándonos por desobediencia a la autoridad. En esas condiciones tenemos que cumplir nuestro acuerdo tácito con la sociedad de informar de cuanto ocurre, moleste a quien moleste. No está tan lejos esta ley mordaza de las barbaridades que hace unos días escupía el infame Donald Trump en la campaña de las elecciones de mitad de mandato en EEUU, cuando amenazaba con mandar a prisión a los periodistas que no desvelaran sus fuentes, confiando en que tras ser violados en la cárcel, darían nombres con pelos y señales.

Desde Unidas Podemos tratan de desmarcarse de esta dejadez en derogar la ley mordaza, pero lo cierto es que como miembro del Gobierno le salpica de pleno. No lanzar un ultimátum, no hacer la vida más complicada a los socialistas en el Gobierno o, directamente salirse de él, comienza a no tener ningún sentido. Alegan los morados que bien vale la pena tragarse algún sapo para conseguir conquistas como la subida del Salario Mínimo Interprofesional, pero ya son demasiados sapos: Sáhara Occidental, masacres en la frontera sur, ley mordaza, ley trans, ley de la vivienda, ley de secretos oficiales, blindaje de la monarquía...

Unidas Podemos pasará a la historia como miembro del Gobierno que logró cambios de calado en la justicia social, pero también quien estuvo en un Ejecutivo que ya tiene demasiados borrones democráticos en su haber. De eso, también informaremos los periodistas, moleste a quien moleste, con o sin ley mordaza.

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