Posos de anarquía

La ilusión por la Sanidad que teníamos

La ilusión por la Sanidad que teníamos
Manifestación sanitaria en Sevilla el pasado fin de semana.- Raúl Bocanegra

Hemos vivido otro fin de semana de movilizaciones en defensa de la Sanidad Pública, la misma que políticos convertidos en verdugos de despacho están saqueando en favor de la Sanidad privada. No hay que agitar el fantasma del miedo para pedir un giro electoral en las Comunidades Autónomas más azotadas por el desmantelamiento del Estado de Bienestar; el miedo ya está aquí, con plazos de más de una semana en Andalucía solo para que te vea el médico de cabecera. Hay que ondear la ilusión de la Sanidad Pública que un día tuvimos y nos están arrebatando, con una España vaciada aún más en la UCI.

Andalucía, Madrid... las calles se llenan, la población respalda a un personal sanitario que se ha plantado y secunda huelgas complicadas de apoyar en un momento en el que el coste de la vida está por las nubes. Nos puede la indignación, la rabia, a veces miedo, de saber que hay políticos que juegan con nuestras vidas, representantes con las manos ya manchadas de sangre con un exceso de mortalidad injustificado cuyo origen se encuentra en su gestión política. No es lo único que nos mueve, también esa ilusión de hacer piña, de estar hombro con hombro para recuperar la Sanidad que un día tuvimos, incluso mejorándola; aquella en la que la cita en Atención Primaria se daba en el mismo día de solicitarla o al día siguiente.

Cualquiera que acuda a estas manifestaciones -cada vez más gente-, ve a personas de cualquier edad, porque todas ellas sufren este mercadeo de lo nuestro, de la Sanidad Pública que gobernantes como Ayuso o Moreno Bonilla están repartiendo a pedacitos -cada vez más grandes-. La ilusión por poder volver a presumir de una de las mejores Sanidades de Europa es contagiosa y se retroalimenta cuando en espacios como estas manifestaciones o en los mismos ambulatorios, personal sanitario y pacientes -reales y potenciales- comparten espacio y causa, apoyándose unos a los otros.

Lejos de dividirnos, como pretenden quienes saquean lo público, cada vez estamos más unidos en torno a esa defensa de la Sanidad Pública, movilizándonos para que gobernantes como Moreno Bonilla dejen de poner precio a la privatización o de contratar a dedo sin respaldo legal contratos a la privada. Más y más ciudadanos contra las políticas de Ayuso y su hospital de cartón piedra Zendal, convertido en un pozo sin fondo ni pacientes para lucrar a empresas privadas.

Esa ilusión que se respira en las manifestaciones hay que seguir alimentándola, expandiéndola, pero también es importante canalizarla. Con una cita electoral a las puertas que la derecha está tratando de convertir en un adelanto de las elecciones generales de fin de año, lanzar el mensaje correcto es primordial. En las regiones en las que es posible un giro político como Madrid, no volcarse en las urnas para desalojar a Ayuso de la Puerta del Sol sería suicida. En las Comunidades en las que ya no es posible ese giro, como en Andalucía donde sólo se convocan elecciones municipales, resulta vital mandar el recado a Moreno Bonilla a través de las alcaldías. Con cerca de tres años y medio más de legislatura por delante, el popular andaluz ha de ver las orejas al lobo, volviendo a tener respeto por lo que sucede en las calles, por esas manifestaciones masivas que cargan contra su venta de nuestra Sanidad.

La ilusión de hacer equipo, de tomar conciencia de que somos más y con más fuerza ha de continuar guiándonos en esta defensa de lo que tanto costó conquistar, esta defensa de nuestras propias vidas que requiere sacar de los despachos a los verdugos, a los mercenarios de lo público que pretenden quitarnos la bolsa y también la vida.

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