Posos de anarquía

Moreno va sobrado y se sobra

Moreno va sobrado y se sobra
Moreno Bonilla con la Alhambra su espalda. - Europa Press

¿Se imaginan ser un empleado público, acercarse a su jefe y advertirle que esta semana se ausentará dos días de su puesto de trabajo? Uno, para celebrar con los amigotes la victoria electoral; otro y este es el más audaz, para irse al fútbol. La situación suena tan propia de un caradura que es difícilmente siquiera planteárselo, pero es lo que ha hecho Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, que hoy se salta la sesión de control de su gobierno por irse a ver la final de la UEFA Europa League.

Lo puede pintar como quiera, forzar los argumentos asegurando que acude en representación institucional de un equipo andaluz, como es el Sevilla Fútbol Club, pero de ningún modo podrá negar la realidad: Moreno va sobrado, con su mayoría absoluta del año pasado y el rendimiento electoral del pasado 28 de mayo, y además, se sobra, ausentándose del parlamento con la que está cayendo en Andalucía.

Podría limitarse a enviar a su consejero de Deporte, Arturo Bernal, pero Moreno se quiere dar el gustazo de disfrutar de una final europea en Budapest. Andalucía no se va a hundir (más) porque el presidente falte a su trabajo un par de días esta semana, pero estéticamente no sólo es de mal gusto, sino que muestra nula empatía con quienes peor lo están pasando.

No puede olvidarse que Andalucía cerró 2022 como la región europea con mayor tasa de paro, alcanzando un 19%. No es un dato que invite a escabullirse del Parlamento el día que toca rendir cuentas sobre tu gestión, como tampoco lo es que el 36% de la población andaluza esté en riesgo de pobreza, es decir, 3 millones de personas. La tasa de personas que sufren ya pobreza severa en Andalucía es del 14,4%. Mientras hoy Moreno viaja a Budapest a disfrutar del fútbol con todo tipo de comodidades, más de 1,2 millones de personas hoy tendrán que apañar su día con 18 euros, que es la cantidad de la que dispone diariamente para pagar su vivienda, comida, agua, ropa, educación... y a este paso, Sanidad, porque Andalucía también es la Comunidad que, junto a Madrid, Cataluña y Murcia se encuentra a la cola de España en gasto sanitario.

Que Moreno esté hoy en el Parlamento no va a revertir esa situación en Andalucía y, lo que todavía es peor, tampoco que esté presente cada día porque la deriva a la que se dirige una parte cada vez más numerosa de la población forma parte de sus políticas. A pesar de ello, goza de una mayoría absoluta y los resultados electorales del pasado domingo tienden la alfombra roja para seguir con sus desmanes. Su intento de atentado medioambiental en Doñana ha cosechado buenos resultados en las urnas; está por ver si ahora retoma la ley de regadíos como se comprometió después de achantarse ante el 28-M o, con las generales a la vuelta de la esquina, vuelve a guardarla en el cajón.

Moreno falta a su deber; lo hace habitualmente con políticas que dan la espalda a millones de andaluces y ahora, además, lo visibiliza con total desfachatez. Va tan sobrado de respaldo electoral que se permite estos lujos, se sobra y falta al respeto al mismo Parlamento andaluz o, lo que es lo mismo, a más de 8,5 millones de habitantes en Andalucía. A pesar de todo, una amplia mayoría restará importancia a los hechos, en parte por formar parte de la hinchada política del PP, en parte porque los niveles de exigencia a nuestra clase política está por los suelos. Aprovechando ambas situaciones, Moreno se pasea dentro y fuera de Andalucía como el señorito Iván, de la obra magistral de Miguel Delibes. Piense qué personaje es usted.

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