Posos de anarquía

Ya se llora lo votado

Ya se llora lo votado
El boicot a la fresa procedente de regadíos ilegales era más que previsible. - Campact

No han hecho falta más de tres días para empezar a escuchar los primeros lloros por lo votado. Los productores de fresa de Huelva andan por los rincones como la Zarzamora, que decía la canción, después de que una campaña ciudadana en Alemania haya puesto en marcha un boicot al fruto rojo español para intentar salvar Doñana. ¿Qué esperaban? ¿Que en mitad de esta emergencia climática y de la sequía que asola a toda Europa todo el mundo tuviera su mirada cortoplacista?

La ley de regadíos del PP en Andalucía es puro autoritarismo levantado sobre el negacionismo climático. El gobierno de Juan Manuel Moreno no ha contado en ningún momento ni con el apoyo de la comunidad científica, ni con el de colectivos ecologistas, ni con el del Gobierno de España, ni con el de la Unión Europea... ni siquiera con el de los Tribunales. A pesar de ello, Moreno ha utilizado su rodillo y ha comenzado su tramitación exponiendo a todo el país a multas millonarias desde Bruselas.

En un asunto que afecta a toda España, desde el punto de vista medio ambiental y económico, ¿por qué solo ha de decidir un presidente y no el resto del país? ¿Por qué Moreno quiere imponer su modelo como un auténtico tirano? Aplicando la doctrina conservadora cuando Catalunya tan solo quiso que su pueblo opinara, el resto del país debiéramos tener derecho a evitar que un negacionista climático esquilmara hasta destruir nuestro patrimonio natural.

Moreno Bonilla no sólo nos hurta ese derecho, sino que de la manera más déspota posible ha comenzado la tramitación de la ley de regadíos amordazando a los máximos expertos en Doñana. Que la ciencia no sea un obstáculo para sus oscuros intereses. Así las cosas, ¿quién se sorprende de que la ciudadanía, sea española, alemana o ugandesa quiera velar por un medio ambiente que el PP quiere destruir?

El autoritarismo negacionista de Moreno Bonilla tiene consecuencias y, una de ellas, es este boicot, al que se han sumado cadenas de supermercados como Edeka y Lidl. No es que no se hubiera advertido por activa  y por pasiva, pero dio igual. En las últimas elecciones del pasado 28 de mayo, el voto al PP en los municipios afectados por su atentado medio ambiental se incrementó.

La pregunta es obvia: ¿puede haber algo más necio que aplaudir a quien te dicen que te está quemando la casa? Porque eso es, precisamente, lo que ha hecho ese electorado que ha votado mayoritariamente al PP, mientras éste no tiene ninguna contemplación a la hora de drenar Doñana. Y sí, puede haber algo más necio: que cuando te queman las primeras llamaradas, no culpes al pirómano, sino a los bomberos, que es lo que una parte de ciudadanía hace ahora con el Gobierno de España, pese a que el único culpable de sus males en este asunto es la Junta de Andalucía.

La pena, claro está, son esos productores con regadíos legales que advirtieron también de que esto podía pasar. A ellos también afecta el boicot a pesar de que llevan años sufriendo la competencia desleal de quienes han vampirizado Doñana durante décadas, incluidas aquellas en las que gobernó el PSOE en Andalucía. Habría, no obstante, que ver cuántos de estos productores con buenas prácticas han dado su apoyo al PP, porque en ese caso, no existiría tanta diferencia con sus desleales competidores.

Lo vivido allí es extrapolable al resto del país aunque, siendo precisos y honestos, no se llora por lo votado, sino que se sigue culpando al bombero. El fenómeno también se produce a la inversa y pareciera que en lugar de premiar a quien nacionalizó los salarios pagándolos a costa del Estado (que eso es lo que son los ERTEs), a quien elevó el SMI superado los 1.000 euros, a quien subió las pensiones, a quién logró la energía más barata de Europa... se reconoce a quien tiene las cerillas y el bidón de gasolina.

Ese apoyo al pirómano solo tiene un desenlace y no es otro que la casa quemada. Lo vemos hoy con los productores de fresa en Huelva y, tras el próximo 23 de julio, lo veremos con el resto del país si España sigue apostando por quien ya ha encendido los primeros fósforos.

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