Posos de anarquía

Los principios de Odón le pasan por encima a Sánchez

Los principios de Odón le pasan por encima a Sánchez
Odón Elorza. - Fernando Sánchez

Odón Elorza se va. Hoy hará oficial la renuncia a su acta de diputado. No puede más. Imagino que demasiados sapos que tragar terminan por pasar una costosa factura que ya no quiere afrontar. No hay necesidad, especialmente, si para ello uno tira por tierra sus principios, los mismos que le llevaron a tener el honor de representar a la ciudadanía en el Congreso. Él habla de "un gesto de lealtad al partido socialista", pero sobre todo lo es, como también apunta, de "coherencia" con sus "ideales". Y eso no acostumbramos a verlo en la escena política española.

Aún con la desagradable resaca de repentinas retiradas, a uno y otro extremo de la política, tras salir escaldados de unas elecciones y no querer afrontar el papel que la ciudadanía ha otorgado, ver un gesto de integridad como el de Elorza le honra. La expresión de "verso suelto del PSOE" le ha acompañado durante muchos años y aún lo hará más en las crónicas de su marcha, pero tras esa lírica se esconden demasiados cabezazos contra un muro.

No es que no crea en el PSOE, partido al que se afilió en 1975 de la mano del difunto Txiki Benegas y en el que seguirá como militante; es que no comulga con el modo en que Pedro Sánchez lleva el timón de la nave socialista. El secreto de la política es ser pragmático, pensar a largo plazo actuando en corto y, sin embargo, no tensar tanto la cuerda como para que los principios salten en mil pedazos. Esta última parte es la que Sánchez ha obviado en demasiadas ocasiones y, quizás, ha sido lo que ha impulsado a Elorza a entregar su acta de diputado.

Si en este mismo espacio he criticado con dureza la tibieza de actuación por parte de Unidas Podemos a la hora de reaccionar a medidas del Gobierno como la traición al pueblo saharaui, cuyos derechos humanos ha vendido a Marruecos, imaginen cómo debía sentirse Elorza siendo su propio partido el que la impulsaba.  Otras acciones 'marca Sánchez', como las negociaciones con el PP para el nombramiento de dos jueces ultras en el Tribunal Constitucional -que terminaron siendo el timo de la estampita, pues Feijóo no cumplió finalmente lo pactado- o la reforma torticera del delito de malversación pesan demasiado en la conciencia de Elorza.

Cuando uno apaga el despertador y lo primero que piensa es cuán duro resulta acudir a su escaño es hora de marcharse. Eso debería ser lo normal, pero en realidad es lo extraordinario, porque la norma es mantener la inercia. Las escasas excepciones que encontramos son casos en los que lo desmotivante es no haber alcanzado los resultados electorales esperados y no tener el coraje de querer afrontar la oposición que te ha mandatado la ciudadanía.

Los numerosos desencuentros con la dirección del partido no impidieron que Elorza quisiera seguir sumando e intentó volver al Ayuntamiento de Donostia al frente del cual ya estuvo 20 años. No fue posible, imponiéndose en las primarias Marisol Garmendia, la candidata que contaba con el apoyo del aparato del partido.

Ahora inicia Elorza una nueva etapa en la que, como destaca en su carta de despedida, no rehúye la rendición de cuentas, publicando en su página web todos los detalles de su actividad parlamentaria, que es mucho más de lo que pueden decir algunos de los diputados y senadores que más ruido generan. Se va Odón y se queda Sánchez, pero la sensación que queda no es de victoria de éste último, más bien al contrario. Los principios de Odón le han pasado por encima a Sánchez, lo han arrollado literalmente exponiendo los suyos propios y lo ha hecho, además, con una elegancia y contención al alcance de muy pocos. Ni siquiera podemos hablar de "perder ganando". Sencillamente, Odón gana; quien pierde es la izquierda.

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