Punto de Fisión

Cristiano Miss Mundo

Las misses tienen fama de tontas pero al menos no dan ruedas de prensa semanales como los entrenadores de fútbol. "Merecimos ganar" y "el fútbol es así" son dos de las frases más socorridas de esta especie, sin contar el "no voy a hablar de los árbitros", al que inevitablemente sigue una disertación sobre el arte del silbato. Más sorprendente aun que a Luis Aragonés lo llamen "el Sabio de Hortaleza" es el hecho de que Hortaleza no haga nada al respecto.

Una de las noticias del fin de semana (compitiendo duramente con el tiroteo de Newtown y muy por delante de las huelgas sanitarias) fue la bronca que Mourinho le echó a un periodista, al que comparó con una mierda mientras él se elevaba a sí mismo en su profesión a niveles estratosféricos. Ocurre, sin embargo, que la profesión de entrenador de fútbol es fundamentalmente cómica, sobre todo si uno cae en la cuenta de que el Real Madrid lo podría dirigir hasta un tonto con una tiza. Mourinho incluso ganó una Liga aunque en ocasiones ha perdido con equipos con menos presupuesto que su chófer.

Decía hace poco uno de los gurús del Barca que el próximo Messi tendría estudios y carrera universitaria, ya que el actual es casi onomatopéyico. Pero Messi, al menos, habla con la cintura mientras teje en el área breves sinfonías de tobillos, y el resto del tiempo se limita a callarse para no dar más pistas. Entre los futbolistas de hoy día abundan las salidas de pata de banco, será porque es un deporte que se juega con los pies, pero se echan de menos los regates verbales de un George Best, aquel delantero irlandés a quien le preguntaron un día cómo había podido pulirse su fortuna: "Me gasté buena parte en mujeres, coches y alcohol; el resto lo derroché". Una frase tan buena que los Coen la calcaron en una línea de diálogo. Best, de quien sus admiradores aseguraban "Maradona good, Pelé better, George Best", era un poeta del cespéd con las piernas de bronce y un hígado sin fondo, un Apolo borrachín que corría por el campo como un dios griego si los griegos hubiesen inventado el fútbol. Era tan buen delantero y tan insoportablemente guapo que solía decir de sí mismo que nadie habría oído hablar de Pelé si él hubiese nacido feo. Le perdían las mujeres hasta el punto de que entre su colección de amantes se contaban varias Miss Mundo y bebía con la alegría y la desesperación de un Gauguin que fuese a pintar haitianas con los pies. "En 1969" dijo una vez muy serio "renuncié a las mujeres y al alcohol: fueron los peores veinte minutos de mi vida".

Best no dejó sucesores por el lado bohemio de la destrucción: cuando se abandonan, los futbolistas actuales se ponen hechos unos colchones, como Maradona o Romario, que parecen proyectos abandonados en el taller de Botero. Peores todavía son los chicos buenos, como Cristiano, que casi siempre está triste, aun cargado de millones, haciendo anuncios de bancos y recibiendo tempestades de vítores. Tampoco podemos pedirle al chico un doctorado en Medicina o una edición de los artículos de Ruano como la que firmó Pardeza, pero con marcar goles como Messi y aprender a cerrar la boca ya tendría bastante. Best coleccionaba misses pero cualquier día Cristiano va a pedir la paz mundial.

 

 

Más Noticias