Punto de Fisión

Bauzá el múltiple

Bauzá dice que él no manda nada en el Govern de Baleares, que sólo va por allí en funciones de representación y dirección, es decir, a echar un vistazo, a ver qué tal marcha el negocio. No debe ser el negocio que más le preocupa teniendo en cuenta que sólo su farmacia le renta unos quince mil euros mensuales, así que los problemas de Baleares tampoco es que le roben el sueño. Bauzá ni se quita la bata de mancebo para entrar al Govern, porque al mismo tiempo tiene que atender también una vinoteca y una tienda de ortopedia. Entre los ojos de cristal y las patas de palo debería ofrecer también presidentes autonómicos de recambio porque a este ritmo el pobre hombre no acaba la legislatura.

Digo pobre en el sentido ético del término, ya que Bauzá, al contrario que Mariano, no es que esté perdiendo dinero con la política: es que lo está multiplicando a la enésima potencia. Es el primer presidente cuántico de la democracia española ya que, en vez de la ley de incompatibilidades, le han aplicado el principio de indeterminación de Heisenberg. Que, en su caso, vendría a resumirse así: si Bauzá sale en una foto en funciones de presidente, entonces no está vendiendo ibuprofeno, pero si despacha una docena de cajas de vino de Burdeos, seguro que en ese momento no se encuentra en el Govern.

Algunos comerciantes de alcohol, a la fuerza, acaban viendo doble, pero Bauzá prefiere desdoblarse él. Su trayectoria múltiple trae locos no ya a los jueces, que de física cuántica entienden más bien poco, sino a los microscopios. Al llegar a la presidencia, ocultó que hubiera negocios a su nombre, los negó cuando se descubrió el pastel, luego hizo como si las aspirinas no fuesen suyas, pero ahora dice que de presidente ya casi no ejerce. Igual que esos borrachos que sólo beben vino en la comida, Bauzá se está quitando de la política poco a poco. Es muy cansado eso de ser múltiplo de cuatro, en ocasiones ni se acuerda de lo que ha dicho el día anterior.

De momento, Bauzá sigue orbitando alrededor de su cargo como los electrones alrededor del núcleo, proliferando aquí y allá, sin estarse quieto un momento. No para de facturar. Es uno de esos millonarios pluriempleados que demuestran con su ejemplo que en este país quien no trabaja es porque no quiere (o tal vez porque no es Bauzá). A veces no le queda tiempo ni de afeitarse y sale en unas fotos rasurado y en otras sin rasurar, dependiendo de si el fotógrafo le ha pillado en la farmacia, en la vinoteca, en la ortopedia o en el Govern. A Matas le perdió no la avaricia sino la inmovilidad.

 

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