Punto de Fisión

Cosas que pasan

Como Mata Hari, como Cleopatra, como muy pocas otras mujeres, Corinna es un misterio insondable. Cuanto más sabemos de ella, más ignoramos. Me recuerda a aquella chica hermosa e inocente que respondía al nombre de Juliana y de quien un amigo se enamoró al primer golpe de vista. Mi amigo cometió el error de casarse con ella y entonces empezó a desconocerla día a día hasta que llegó el divorcio y no tenía ni pajolera idea de con quién había compartido la vida, la cama y la cuenta corriente. Incluso se enteró, gracias al juez, de que su ex ni siquiera se llamaba Juliana. Cosas que pasan.

Ayer en el Congreso de los Diputados se vivió una excitante jornada de puertas adentro en que el general Félix Sanz Roldán hizo el papel de Mourinho y los diputados de la comisión de Gastos Reservados interpretaron a la plantilla del Real Madrid. Al final de la reunión salieron del vesturario serios y callados, todos excepto Cayo Lara, a quien le tocó el papel de Casillas y habló algo, pero poco.

Daba igual porque, como en las reuniones de vestuario del Real Madrid, la exclusiva ya corría por las calles antes de que Mou saliera del campo. Por lo visto, el general al mando no sabía tanto de su trabajo como la revista Interviu, que ya se había explayado a gusto sobre las idas y venidas de Corinna entre cuentas suizas, jeques árabes y yernos reales. Cosas que pasan. Da como repelús mantener toda la estructura del CNI cuando cualquier paparazzi tiene un acceso más rápido y más fácil a las cloacas de los servicios secretos estatales. Para eso nombramos general en jefe a Mariñas y nos ahorramos dinero y tiempo.

No es la primera vez que ocurre. Habrá que recordar que vivimos en un país donde todo un señor presidente se enteraba de los escándalos por la prensa. Según desayunaba, Felipe González leía el periódico y se iba informando entre el café y los churros de lo que había hecho el día anterior. A Felipe en la intimidad lo llamaban dios, pero era un dios falible, no tan omnisciente como Mariñas.

Entre las jugosas revelaciones de Interviu está la historia de que Corinna usaba una documentación falsa pero legal, no como la de otros, que es legal pero más falsa que un euro con la cara de Bárcenas. Para sus amistosas correrías entre jeques árabes, la princesa Corinna (quien, por cierto, tiene de princesa lo que de Juliana tenía la ex de mi amigo) manejaba documentación del ministerio de Exteriores y de Industria aunque nadie ha podido explicarnos todavía cómo es que tales documentos obraban en su poder. Si hemos de hacer caso al ministro Margallo, cuando se reunía con Corinna mayormente se dedicaban a almorzar. Cosas que pasan.

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