Punto de Fisión

Los hermanos Marx sin Marx

Sánchez, Madina y Tapias escenificaron ayer otro baile de los hermanos Marx sólo que sin Marx y sin hermanos. Desde que descartaron al viejo Karl como guía ideológico del psocialismo, las bases siempre han estado divididas entre Chico, Groucho y Harpo, tres corrientes principales de pensamiento que se reencarnaron sucesivamente en Felipe, Rubalcaba y Zapatero. Felipe, al igual que Chico, se dedicaba a jugar a las cartas, a montar pollos y a llevárselo crudo; Rubalcaba, un grouchista químicamente puro, le pegaba a los habanos mientras hablaba y hablaba sin decir gran cosa; Zapatero, angelical como Harpo y poético a bocinazos, formó medio ejecutivo persiguiendo señoras escaleras arriba y para lo que dijo en dos legislaturas, lo mismo daba que hubiese sido mudo.

Sánchez, Madina y Tapias: los tres apellidos, dichos así, de carrerilla, suenan como un grupo folk de los sesenta, con mucho revival de secano y mucha pana interna. Si los electricistas de Ferraz hubiesen suavizado las luces y hubiesen salido los tres juntos, cogidos de la mano, cantando uno de los programas (uno cualquiera de los tres, eso daba lo mismo) con música de misa, la gente en seguida habría sacado los mecheros. Pero, en lugar de juntarse, se colocaron los tres en paneles separados, como los concursantes televisivos en la primera ronda antes de pasar a las pruebas de habilidad y los batacazos de Humor Amarillo.

Sánchez, Madina y Tapias funcionarían muy bien como triunvirato, no se entiende por qué se empeñan en presentar candidaturas separadas si casi no hay manera de distinguirlos. De hecho, los dos primeros candidatos serían prácticamente el mismo si no fuese por algunas leves diferencias circunstanciales: Sánchez es más fotogénico mientras que Madina lleva gafas. El tercero en discordia, Tapias, es el único que insiste en que el partido a lo mejor no lo hizo del todo bien en el caso de los Eres andaluces. Su denominación de origen, Izquierda Socialista, es más que sospechosa, como lo es su apuesta por la renovación profunda cuando a estas alturas el propio Tapias sigue enclaustrado en un obsoleto modelo de chaqueta y barba. Sánchez y Madina, que se distancian netamente en las primeras vueltas, no vienen exactamente de la izquierda, sino del centro y del País Vasco respectivamente. Al aparato le tranquiliza mucho saber que no tienen la menor intención de regresar a ella.

Para colmo Tapias, que debe ser sordo, aún cree en la necesidad de una consulta en la que los ciudadanos eligiéramos entre monarquía y república, mientras que Sánchez y Madina no contemplan dicha consulta como una prioridad: prefieren esperar otras cuatro décadas al próximo borbón, a ver qué pasa. Evidentemente, con Tapias descolgándose del tinglado del psocialismo real, el triunvirato se va desmoronando en dúo, lo mismo que le ocurrió a Martes y Trece. Sánchez y Madina van a disputarse los aplausos del público al estilo de Los Pecos, que unas fans iban con el rubio y otras con el moreno. "Te vas a enamorar de las ideas de Edu" decía la publicidad de un acto de Madina en el Círculo de Bellas Artes, con lo que daba a entender que, en efecto, Sánchez enamora por otros motivos.

 

Más Noticias