Punto de Fisión

Gazpacho andaluz

Hay noticias en la sección nacional que son más nacionales que otras. Eso de que un alcalde trinque una comisión o de que un bosque se queme son cosas que pueden pasar en cualquier sitio, pero que un tipo se meta en una gresca, reciba seis puñaladas y luego siga de juerga, eso sólo ocurre en España. Hay que ser muy español para ir donde el camarero con la tripa y el pecho agujereado, pegar una hostia en la barra y pedir otra ronda, a ver si hay suerte y el whisky no se sale. En los westerns nos enseñaron que las heridas se anestesian a fuerza de tragos y se cauterizan a base de hostias. El SAMUR lo encontró tres horas después y el tío quería salir en conga en lugar de en camilla. "Soy manchego, me recupero pronto", es una frase para calzar en la próxima entrega de Lobezno.

Cuando leí la noticia, inmediatamente la leí en clave electoral, es decir, aquí no ha pasado nada. Los andaluces no sólo han renovado su confianza en el partido que les ha desvalijado las arcas públicas sino que han elegido como segunda opción a los responsables de la catástrofe en que naufragamos. Desastre a nivel local y a nivel nacional, para que no se diga. Ponga otra ronda, jefe, que esto ya casi no duele. Rosa Díez, cuya formación se ha desangrado en Andalucía en una hemorragia de votos, se encoge de hombros y suelta que "unas veces se gana y otras se pierde". Una sangre fría sólo comparable a la de Mariano, que no se inmuta ni ante el peor descalabro del PP andaluz ni ante la deserción de sus barones en el comité de ayer en Génova. Moreno, el candidato digital, ha soltado otra frase para la historia: "Para ganar primero hay que perder". De momento él lleva mucho ganado.

Francisco Serrano, el candidato de VOX a la Junta de Andalucía, ha pedido el escrutinio manual de votos el día 25 para ver si le ha votado o no un primo suyo. Habían metido tanto miedo con la posibilidad de que Podemos expropiara la Giralda y empezara arrojando homosexuales desde lo alto, que las dos docenas de votantes de la formación se pasaron el domingo vigilando con colchonetas los alrededores de la torre por si algún listo se adelantaba.

En Los hombres duros no bailan, la gran novela de Norman Mailer, estaba la historia de un sindicalista neoyorquino al que una noche le vacían un cargador en el pecho. Lejos de aminalarse, el hombre sale corriendo en pos del pistolero, dejando un reguero de sangre a través de varias manzanas. De repente, ya un poco fatigado, ve abierta la puerta de urgencias de un hospital, nota el pecho frío y mojado, y sólo entonces decide entrar a pedir auxilio. "Fue justo ahí donde pillé el cáncer" le cuenta a su hijo décadas después, explicando el origen remoto de su enfermedad. Tenía que haber seguido corriendo, haber pillado a ese cabrón y haberlo matado a puñetazos: ya habría tiempo para curarse luego. No era manchego ni español, pero podían haberle nombrado hijo adoptivo.

Los únicos satisfechos con el resultado electoral son Susana Díaz y Pdr Snchz, aunque no deberían estarlo tanto. Si contamos bien, el verdadero ganador en Andalucía ha sido Don Nadie.

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