Ayer Del Bosque, en sus declaraciones posteriores al amistoso contra Holanda, imitó sutilmente a Mariano Rajoy cuando analizaba los resultados del PP en las elecciones andaluzas: "Ha sido una experiencia positiva", dijo el marqués tras cenar dos goles a cero con su pachorra habitual, y parecía que Mariano le estuviera soplando por el pinganillo. Lo mismo he traspapelado las atribuciones, porque el caso es que al rato añadió: "Hemos dominado, hemos llegado al área y nos ha faltado, creo yo, no quiero engañarme, nos ha faltado la parte final, que es hacer gol". Ni Helenio Herrera lo hubiera explicado mejor. Fue una lástima que se tratara de fútbol en lugar de lucha libre. No se descarta que la próxima comparecencia del entrenador tenga lugar a través de una pantalla de plasma.

Está bien tener sangre fría aunque conviene que no se espese hasta el extremo de la horchata. De haberse dedicado al boxeo, uno cualquiera de ambos líderes podía haber protagonizado aquel chiste macabro en que un púgil está recibiendo tal paliza de manos de su contricante que, cuando vuelve a su esquina, hecho un ecce homo, y le pregunta al entrenador cómo va la pelea, éste le explica con tranquilidad: "Si lo matas en el próximo asalto, combate nulo".

El fútbol como alegoría de la vida política española casi siempre funciona, aunque hay que tener en cuenta que hoy día el partido se juega entre un equipo de pueblo, los votantes, huérfano de patrocinadores, y una banda de millonarios tatuados con publicidad de diversos bancos, empresas y compañías energéticas. En medio, para que la alegoría sea perfecta, están los árbitros de Mestalla (léase: el tribunal valenciano de la trama Gürtel), que decidieron detener el linchamiento tradicional de la Semana Santa para dar un respiro a los entrenadores del equipo de alevines (léase: los abogados defensores del Bigote, el Correas y demás conseguidores).

El juicio del Gürtel va a paso de Semana Santa, una de esas cadencias de castigo en la que los costaleros dan dos zancadas para delante y tres para detrás. A este ritmo tan macareno, la crucifixión cada vez pilla más lejos y al final a los santos de la Gürtel (acusados de hacer milagros en las bodas, como Jesucristo pero en serio) les van a construir otra catedral. La estrategia jurídica recuerda el planteamiento táctico de Del Bosque, toques en horizontal con mucho cuidado de no cruzar el medio campo y menos aun de acercarse a la portería contraria. En caso de llegar al área pequeña, se saluda al portero y se devuelve atrás el balón; si da la mala suerte de que haya que tirar a palos, se procura lanzar lo más pegado posible al banderín del corner.

A los abogados de la Gürtel les viene muy bien esta prórroga de dos meses para tomar aire y revisar papeles mientras  disfrutan de la primavera. Saben que, con las reformas del código penal que está poniendo en marcha el gobierno, para entonces los delitos de sus defendidos no sólo podrían haber prescrito sino que lo mismo el robo, el cohecho y la estafa se consideran un servicio público al país. No hacemos justicia ni de penalti.