Punto de Fisión

Ministerio del Monólogo Interior

Todavía ardían rescoldos de santa indignación porque un par de titiriteros habían mezclado la ETA en unos guiñoles, cuando el ministro del Monólogo Interior, Fernández Díaz, asomó por la derecha del teatrillo para sacar otra vez la bruja de la ETA. Lo que de verdad le molestaba de los titiriteros era que le estaban haciendo la competencia. Entonces, en una entrevista radiofónica, sacó su bruja con tanta convicción que únicamente le faltó representar con sus propias manos el pacto tripartito entre PSOE, Podemos y la ETA al borde de la mesa:

-¡Que viene otra vez la ETA! ¡Miedo, niños, mucho miedo!

-¿Pero ETA no había entregado las armas?

-¡Hay una agenda oculta en la negociación entre el PSOE y el PNV! ¡Y Podemos! ¡Podemos malo! ¡PP bueno! ¡Sánchez, cuidado!

-¿Pero tiene usted constancia, como ministro del Interior, de algún movimiento previsto por los restos de esa banda de cara a un posible relevo en el gobierno de la nación?

-Me lo ha dicho Marcelo, mi ángel de la guarda, que me está guardando el coche.

ETA es una gran nación, como dijo Mariano en una de sus frases históricas. Al final va a tener razón y todo, ya que Fernández Díaz va allí de visita en cuanto tiene ocasión; le pilla de camino en sus reuniones apostólicas con vírgenes y querubines. Nadie sabe si el ministro oye las voces de etarras y las otras dentro de su cabeza o las va incorporando él mismo al estilo de un ventrílocuo, sin mover mucho la boca. Los caminos del Señor son inescrutables, pero los del señor Fernández Díaz no los escruta ni Cristo. Entre las medallas a la Virgen, la casa cuartel de la Guardia Civil en el pueblo de su padre y la vinculación del aborto con el terrorismo etarra, le está quedando una legislatura más lucida que un programa de José Luis Moreno. De hecho, José Luis Moreno lleva algún tiempo fuera de circulación porque Monchito, Macario y Rockefeller tienen poco que hacer frente a un ministerio de Gigantes y Cabezudos.

No hace mucho aseguró que las concertinas de la valla de Melilla sólo producen erosiones leves y que el peligro del matrimonio homosexual es que no garantiza la supervivencia de la especie (no especificó a qué especie se refería). Es normal que un hombre con un oído tan fino escuche unas negociaciones que todavía no se han producido e incluso que adivine las intenciones de una banda terrorista en franco estado de descomposición. Que es el estado de Franco y el del estado, a poco que se descuiden. Fernández Díaz ha inventado el ministerio del Monólogo Interior pero si a mí alguna vez se me hubiera ocurrido inventar un ministro de clausura la mitad de imaginativo que Fernández Díaz, tendría que haberme dedicado a la ciencia-ficción o habría pedido el ingreso voluntariamente en un psiquiátrico. Sin embargo, la realidad ha tenido que reclutar a un político inverosímil, un hombre al que, cuando Rodrigo Rato fue a contarle lo de los cuatrocientos tuits, estaba solo en su despacho echando una partida de mus por parejas.

 

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