Punto de Fisión

Defensa india de rey

Consciente de que la mejor defensa es un buen ataque, Diego Torres ha decidido elevar sus apuestas e implicar en el caso Nóos a Hacienda, a Corinna zu Sayn-Wittgenstein y al rey Juan Carlos I. En la táctica del ventilador propuesta por el ex socio de Urdangarín, cualquier día de estos van a llamar a declarar a Obama y al Papa. Ahora bien, parece bastante improbable que el rey interrumpa su gira mundial de restaurantes Michelin para ir a prestar declaración en un juicio donde son protagonistas estelares su hija y su yerno, y donde acaban de salir a relucir también el jefe de la Casa Real y el propio abogado del rey. De ser ciertas tales participaciones, por supuesto, don Juan Carlos no se enteraba de nada, igual que el golpe de estado del 23-F, que se enteró por televisión, como todo el mundo.

Corinna es una de esas reales hembras que tapizan las monarquías europeas de retratos, películas, camas, culebrones y novelas. Aunque su nombre asoma en varios de los correos electrónicos de Diego Torres (este hombre se pasaba el día pegado al teclado), no parece muy creíble la hipótesis de que la inefable princesa de cuento de hadas le sugiriera crear una sociedad opaca en Londres, cuando más opaca que la sociedad española no iba a encontrar otra ni en Corea del Norte. A lo mejor Corinna desconocía que en España el dinero negro puede moverse libremente de trama en trama -desde los fondos oscuros de Velázquez hasta las cinco cajas B de Valencia, desde el aire turbio de Escorial hasta el bolsillo de Bárcenas- sin que se entere ni el tato. De hecho, Torres le respondió a Corinna que ni de coña, que desde Nóos no estaban ocultando nada y que su intención era canalizar proyectos deportivos. Querían batir la marca de llevárselo crudo por la cara. Robar a espuertas sí, pero por los cauces legales, igual que los navajeros de mi barrio que al terminar te hacían un test de calidad: "¿Te he entrao bien, no? ¿No te he entrao bien?"

Tan legal era el tinglado que habían montado en Nóos que cada año, al llegar el mes de junio, no presentaban la declaración como la gente pobretona, sino que el arrepentido Tejeiro "se reunía con un alto funcionario de Hacienda para que le revisara las declaraciones de impuestos y se las aprobara". No hay señal más alta de poderío que llamar al inspector para que venga a casa a revisarte los papeles.

No obstante, en estos peliagudos temas fiscales, el ajedrecista Torres se desmarca de responsabilidades con otra defensa india de rey, que consiste, como su propio nombre indica, en hacerse el rey y hacerse el indio: "No soy un experto en temas financieros, jamás me he formado ni he dado clases sobre eso; de hecho, ni he invertido en Bolsa". Para probar su ignorancia, ahí está su currículum: licenciado en Ciencias Empresariales, doctor en Ciencias de la Administración, profesor asociado en Política y Empresa, pero no tenía ni la menor idea de finanzas, un poco como Blesa, que ni papa de cómo funcionaba Caja Madrid y sólo estaba ahí por hacerle un favor a Aznar. Es una suerte que quienes han expoliado meticulosamente este país durante lustros fuesen unos perfectos ignorantes, porque llegan a andar listos y ahora andaríamos en taparrabos.

 

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