Punto de Fisión

Mariano se cansa

Cansado de no hacer nada, Mariano ha decidido hacerse el muerto. Es un récord de aguantar la respiración como no veía otro igual desde que en la piscina de mi barrio un anciano ocupó una calle entera con un largo que le llevó toda la mañana. Se cruzaron apuestas entre los nadadores cuando dejaron de subir burbujas a la superficie. Un amigo suyo, veterano de la guerra de Cuba, dijo que estaba nadando no a crol ni a braza ni a perrito, sino a boya, y por el gorrito azul que asomaba del agua bien podía serlo. Al final lo pescaron entre dos socorristas y un voluntario, sacaron el cuerpo arrugado como una pasa, y yo me acordé cuando el pobre hombre decía en los vestuarios: "Tengo noventa y tres años. Yo ya estoy en la prórroga". Ahora ya estaba en los penaltis.

Mariano, en cambio, hubiera llegado sin problemas hasta la escalerilla, impulsado por la deriva continental, y luego esperaría tranquilo a que un maremoto lo sacara del agua. Sin moverse ni para espantar las moscas, el presidente en funciones de mueble ha salido vencedor de una posguerra electoral donde sus demás adversarios no han parado de posturear, de gritar y de agitarse mucho, con los resultados que cabía esperar en un diálogo de sordos. Instalado de pleno en el cine mudo, el país retrocede derecho hacia el bajorrelieve. Los datos del desempleo indican que hay 83.599 parados menos en el último mes, aunque Mariano no es ninguno de ellos.

"Quien elige al presidente del gobierno son los españoles, y ellos son los que tienen que tomar posiciones". Le ha faltado un pelo para parafrasear su gran éxito de hace unos meses, "es el vecino el que elige al alcalde, y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde". Con esa declaración de intenciones, está enviando un mensaje claro al electorado para que lo elijan más y mejor, por lo menos trece millones de votos, porque con menos Mariano poco puede hacer y lo que es pactar a él ni se le ocurre. Le da tanta pereza como los debates. "A nadie le apetece un debate", ha dicho, y no hablaba sólo por él o por Pdr Snchz sino también por el país al completo y por Manuel Campo Vidal, a quien no le va a quedar más remedio que interrumpir sus cuatro años de vacaciones.

La única alternativa de cambio que le gusta es la Gran Coalición, heroico sintagma que proclama a lo cuatro vientos una posible fusión entre el PP y el PSOE, es decir, la misma matraca que llevamos soportando más o menos tres décadas sólo que sin caretas. Sería un giro radical de 360º para quedarnos exactamente en la misma postura de siempre: la izquierda a la derecha, la derecha centrada y el centro en el Valle de los Caídos. Los asesores intentarán repetir el éxito de las pasadas elecciones y para ello no van a desviarse ni un ápice de la anterior campaña, aunque el candidato tenga que llevarse otra hostia en Pontevedra. Mientras tanto, con la llegada de la primavera, Mariano empieza a desperezarse. Para ser un cadáver, está en plena forma.

 

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