Punto de Fisión

Putin a lomos de un oso

Corre como la pólvora la noticia sobre un reality patrocinado por el multimillonario ruso Yevgeny Pyatkovsky, un concurso de supervivencia en un remoto bosque siberiano en el que previamente los participantes deben dar su consentimiento para que puedan ser mutilados, violados e incluso asesinados durante el desarrollo del juego. La noticia inmediatamente ha recordado el argumento de Los juegos del hambre y, a los que somos algo más viejos, aquellos gloriosos cómics de los ochenta que aparecían en las páginas de 1984.

En concreto, me vino a la cabeza una magnífica historieta del gran Alfonso Font, en Cuentos de un futuro imperfecto, en el que una pareja de cazadores -un hombre y una mujer- tenía que matarse uno al otro para alcanzar la victoria. Sin embargo, a pesar de las heridas mortales infligidas por los balazos, a los cazadores no les pasaba nada; mientras se retransmitía el concurso del que disfrutaban los telespectadores, transcurría otra cacería en la que las fuerzas del orden capturaban a una pareja de jóvenes indigentes -también una mujer y un hombre- cuyos cuerpos servían como vivero de órganos para salvar la vida de los concursantes. Como tantas otras veces, Font mostraba que quienes pagan el pato siempre son los pobres.

Como en todas las noticias que nos llegan sobre Rusia, ya sea sobre Putin, sobre el conflicto en Ucrania, sobre la guerra en Siria o sobre las cifras del Gulag, lo mejor es establecer una sana cuarentena y poner los datos entre paréntesis. Porque, al leer la letra pequeña del contrato -la misma que la propaganda se ha encargado de difuminar en los titulares- lo que aparece simplemente es un concurso de supervivencia donde treinta hombres y mujeres primero serán entrenados en tácticas de supervivencia bajo la supervisión de una unidad de élite de las fuerzas armadas rusas y luego deberán poner en práctica sus enseñanzas durante meses en un bosque siberiano, entre animales salvajes, y con temperaturas que alcanzarán los cuarenta grados bajo cero. Tendrán a su disposición un cuchillo, pero no armas de fuego. Podrán formar equipos o intentar sobrevivir por su cuenta. En el bosque, aparte del frío y del mal tiempo, hay lobos, osos y otras criaturas salvajes. Todo el entorno natural estará vigilado por cámaras y cualquier concursante podrá abandonar el programa mediante un botón del pánico con una conexión vía satélite.

La controvertida publicidad que ha dado pie a las especulaciones sobre un reality para millonarios con violaciones permitidas y asesinatos en directo no es más que un documento con el que los productores pretenden eximir su responsabilidad en casos extremos, lo mismo que un paciente que firma su consentimiento antes de una operación quirúrgica. Cualquier acto de violencia premeditada, por no hablar de posibles homicidios, estará sujeto a la jurisdicción rusa. Sin embargo, la mayoría de las informaciones ha preferido pasar por alto este pequeño detalle, probablemente porque da mucho más morbo pensar que treinta locos van a matarse en plan videojuego que imaginar los tiempos muertos de un docudrama donde lo más emocionante podría ser ver a un borracho tiritando de frío y limpiándose los mocos. Por supuesto el mayor morbo de todos reside en que todo esto es cosa de rusos, esa gente que tan poco valora la vida humana. En algunos periódicos, para dar la noticia, les ha faltado poner esa foto falsa de Putin con el torso desnudo cabalgando a lomos de un oso.

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