Punto de Fisión

Ser pobre mata mucho

Un sorprendente estudio de la prestigiosa revista The Lancet ha concluido que los pobres tienen menos esperanza de vida que los ricos. Es un descubrimiento científico de primer orden, sobre todo considerando que hasta ahora se pensaba que los pobres duraban mucho más tiempo que los ricos y que por eso mismo había tantos. Muchos millonarios se han quitado un peso de encima al derribarse mediante férreos datos estadísticos la absurda creencia de que el ocio, la comida abundante, el alcohol, la cocaína, los coches deportivos, los yates kilométricos y la estancia en hoteles de lujo atentan directamente contra la salud.

Antes se creía que un mendigo tiritando de frío en la calle, durmiendo entre cartones, iba fortaleciendo su sistema inmunológico hasta volverlo prácticamente invulnerable. Se veía a un pobre en una farola o en un banco del parque todos los días del año y era como si fuese inmortal. Lo que pasaba en realidad es que, al llevar prácticamente los mismos harapos, parecían siempre el mismo pobre. Sin embargo, The Lancet ha demostrado sin lugar a dudas que el hambre, la intemperie y las privaciones a menudo acortan el ciclo vital en vez de prolongarlo.

Hay que tener valor, en estos tiempos tan poco filosóficos que corren, para atreverse a corregir a Nietzsche, quien dijo aquella frase famosa de "lo que no te mata, te hace más fuerte". Ahora se ha comprobado empíricamente que, muy a menudo, un golpe no forzosamente mortal con una barra de hierro en la cabeza te puede dejar tonto. Es un pequeño detalle que a Nietzsche se le había escapado. Ser pobre acorta la vida pero ser gilipollas no la prolonga necesariamente, aunque sí que se le hace mucho más larga a quienes lo rodean.

No todas las universidades ni publicaciones científicas se dedican a galimatías esotéricos destinados a descifrar la estructura del cosmos o a curar el cáncer. Afortunadamente abundan cada vez más los profesionales y estudiosos que tiran por tierra mitos sin fundamento y resuelven las verdaderas preocupaciones de la gente. Un equipo de investigadores checos (Universidad Carolina de Praga) y británicos (Universidad de Stirling) reunió sus cerebros para proponer una prueba que concluyó que los hombres que consumen ajo crudo en abundancia son mucho más atractivos para las mujeres. La Universidad de Stirling debe de estar repleta de genios porque otro test de personalidad, que contó con la participación de 7.763 voluntarios, reveló que el desempleo afecta negativamente al ánimo e incluso puede alterar el carácter. Tres investigadores de la Universidad de Barcelona llegaron, tras arduos experimentos, al increíble descubrimiento de que las ratas no siempre distinguen el japonés hablado al revés del holandés hablado al revés. Por último en The Lancet -donde no paran de pensar- estableció de una vez por todas que el mosquito de la malaria se siente igual de atraído por el olor del queso Limburger que por el olor de los pies humanos. Cuando viajen al trópico, por favor, no olviden llevarse un kilo de queso Limburger en la maleta. A menos que sean pobres.

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