Punto de Fisión

Alguien no ha imputado a alguien

Ayer martes se reanudó el juicio de la trama Gürtel sin que ni uno solo de los 37 acusados considerase conveniente hacer acto de presencia en la sala. Hay que tener en cuenta que había sido un fin de semana largo, rematado con la fiesta de San Isidro en Madrid, y que muchos de ellos, a esas horas intempestivas a las que le da por actuar a la justicia, todavía no se habrían levantado de la cama. "Alguien debería haber" comentó el abogado del Estado en una clara referencia a los métodos detectivescos de Gila, quien atrapó a Jack el Destripador en un hotel de Londres gracias a esta clase de indirectas.

-Alguien ha robado a alguien -podría decir el fiscal cuando se encuentre con uno de los acusados en el ascensor.

-Alguien es un corrupto -añadiría, sin mirar a nadie en particular.

-Basta, no puedo más. Lo confieso: he sido yo.

La justicia, como asegura el dicho, es ciega hasta el punto de que en estos juicios VIP ya no se ve a nadie. Una ceguera contagiosa que afecta también a diversos ministerios, a gran parte del público y a muchos periodistas. El abogado del Estado ha insistido en el asunto de la contemplación directa y cualquier día de éstos podría solicitar la ayuda de una óptica: "Alguno debería haber en la sala porque es importante ver su presencia de ánimo y su forma de estar". No obstante, la presencia de ánimo de los acusados se vislumbra mucho mejor a través de su forma de no estar. La patulea que ha desvalijado millones de euros de las arcas públicas se encuentra tan bien que no se encuentra.

Visto el ritmo de crecimiento demográfico en los juicios por las diversas tramas que desfondaron la Comunidad de Madrid, seguramente las autoridades estén habilitando otros juzgados más amplios que puedan dar cabida a la ingente población de corruptos. Al paso que llevan, se van a desconectar del país antes que Cataluña. Con la petición por parte de la UCO de la imputación a Cristina Cifuentes por los delitos de prevaricación continuada y cohecho, lo más lógico sería celebrar el juicio de la trama Púnica directamente en el edificio la Comunidad de Madrid, con el fin de evitar aglomeraciones. También, para ir ahorrando tiempo, se podrían habilitar diversas plantas de la sede de Génova. Total, como allí nadie se entera de nada, tampoco se iban a enterar de esto.

Sin embargo, a pesar del informe de la UCO, el juez Velasco ha descartado imputar a la presidenta de Madrid en la trama de corrupción de la trama Gürtel casi en el momento de leerlo. Al mismo tiempo, el Congreso decidió reprobar en bloque al ministro de Justicia, Rafael Catalá, al fiscal general del Estado y al fiscal jefe Anticorrupción por obstaculizar acciones judiciales. En España se está llegando a un punto en que de la justicia tradicional no va a quedar más que la toga y el mazo, eso si antes no los alquila Correa en una tienda de disfraces. La posjusticia, el concepto de moda, debería sustituir el emblema de la balanza por la campana de Rato. Aguirre fue una de las pioneras en este original sistema de investigación mediante el cual alguien destapa una trama en la que la propia señora está incluida. Menos mal que, de momento, Cifuentes no se ha sumado a la novedosa formulación de la paradoja de los cretenses. De haberse sumado, quizá el gobierno mariano tenga que dar luz verde a la exhumación del cadáver de Franco, no sólo para usarlo como cortina de humo sino también para colocar la mojama al frente de la Comunidad de Madrid sin que se note mucho el recambio. Ciudadanos no tiene nada que decir, excepto que alguien no ha imputado a alguien.

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