Punto de Fisión

Casado descubre América en Aravaca

Día a día, Pablo Casado nos sorprende con una nueva genialidad, ya sea acerca de ETA, de la eutanasia, de la unidad territorial o de la grandeza del pasado hispánico. Este hombre no para de pensar. Al elegir a un cuñado profesional de 37 años que parece tener 19, los delegados del PP querían sacarse de encima la imagen de un registrador de la propiedad de 63 que aparenta 95. Sin embargo, el cambalache numérico no les acaba de funcionar por la misma razón que la caspa suele ser inmune al champú. A pesar de su edad y su cacareada apuesta por la renovación, Casado está resultando varias décadas más vetusto que su antecesor, y mira que era difícil.

Todavía retumba en los oídos la brutal proclama acerca de la hispanidad como la etapa más brillante de la historia humana cuando algunos historiadores señalaron que semejante imbecilidad lo mismo la podía haber dicho Franco que el caballo de Espartero. También es verdad que si Espartero hubiese montado en burro, no cabría duda del origen de la frase, ya que se trata de un rebuzno en toda regla. A muchos les costaba creer que la nueva derecha española fuese más vieja aún que la de siempre, pero uno de los empeños históricos del PP es ocupar todo el espacio político desde el centro hasta la pared y desde Fraga a Atapuerca. Salvo en el caso de la derecha regional y folklórica, nunca han tenido que preocuparse de su supremacía aplastante, pero en los últimos tiempos han aparecido competidores que amenazan con su lecho de mercado. Uno de ellos, Vox, tirando la pared a cabezazos.

De ahí que Casado haya pedido al caladero tradicional de la derecha que no desperdicie ni un solo voto en segundones como Abascal o Rivera y se limite a votarlo a él, que para eso está y tiene un máster de la señorita Pepis. Se trata de una revisión de aquellos clásicos anuncios de detergente donde salía un buhonero pregonando "rechace imitaciones", anuncios que a su vez eran fotocopias de otros anuncios del mismo modo que Pablo Casado es un clon de Albert Rivera. Ambos consideran que una subida del sueldo mínimo a 900 euros podría hundir la economía española, aunque Ciudadanos proponía en su programa electoral una subida directa a 1000 euros: otra vuelta de campana que no le costará nada explicar a Girauta, el hombre de la cintura de crema.

Puestos a soltar burradas y a ver cuál de los dos da más miedo, Rivera y Casado están compitiendo no sólo por pescar más votos entre la derecha más retrógada y meapilas sino también por descubrir cuál de los dos vende más caretas en Halloween. De momento, va ganando el genio de Aravaca, quien ayer martes concedió un desayuno informativo en Europa Press en el mejor estilo cómico de Cospedal y sus finiquitos en diferido. Entre otras cosas dijo que la educación es esencial para adaptar a nuestros hijos al mercado laboral cambiante y que España podría ser la California de Europa siempre que lideremos la cuarta revolución industrial y que el resto de Europa quede arrasada. Ahí están para demostrarlo su currículum impecable de estudiante y la gran contribución tecnológica del PP a la civilización occidental: la peineta.

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