Punto de Fisión

Aquí robar menos

A menos de una semana de las elecciones, el bipartidismo pisa fuerte en un tema que dominan como nadie, después de cuatro décadas de repartirse el pastel a todo trapo y a todo tren. No la educación, ni la sanidad, ni el empleo, ni siquiera el debate territorial, sino la corrupción, un festín del que han disfrutado a todos los niveles -estatal, autonómico, municipal- y cuyas sobras se arrojan unos a otros sin el menor pudor. El descaro y la impudicia con que airean sus respectivos escándalos, gracias al trabajo de sus maquinarias mediáticas, evoca la propaganda de esos vendedores del Gran Bazar de Estambul, que no sólo adivinaban de lejos el origen de cada uno de los turistas sino que, una vez localizados, procedían a enumerar las alineaciones de los principales equipos de fútbol. Lo hacían, además, en el idioma propio del turista en cuestión, de manera que no era raro oír, voceado de un puesto a otro, el grito de guerra electoral español: "¡Aquí robar menos!"

Esta estrategia de mercaderes turcos en pleno griterío se ha visto favorecida con el sumamente peculiar funcionamiento de la justicia española, que ha decidido aplazar la sentencia en el caso de los eres andaluces para después de las elecciones del 10-N, no vaya a molestar al votante tradicional del PSOE, que podía quedarse con más cara de tonto de lo habitual dado el monto de una estafa que asciende a 742 millones de euros. En efecto, al forofo socialista no le importa quedar como un panoli siempre y cuando el chorreo sea después y no antes de los comicios. Ya habrá tiempo para que lo engañen dentro de otros cuatro años, cuando se le olvide el tocomocho correspondiente y se haya puesto otra vez la careta de creyente.

Aquí robar menos

Por otro lado, acaba de salir a la luz que en tiempos de Mariano Rajoy, el presidente que limpiaba más bien poco, el ministerio de Justicia se gastó cerca de 800.000 euros, pagados con fondos públicos, para proporcionar leguleyos a los acusados de la trama Gürtel. Se trata de un empeño informativo ciertamente pírrico, puesto que al votante del PP el hecho de que le roben sus ídolos a manos llenas es un motivo de orgullo: cuanto más dinero tangado, cuantos más servicios sanitarios y educativos destrozados, con más empeño depositan ellos la papeleta en las urnas. No es seguro que en el flamante libro de Mariano, Una España mejor, se hable de estas cosas, aunque con el despiste que lleva encima el hombre y el hecho de que no entiende su propia letra, vaya usted a saber.

Conscientes de la despampanante generosidad del electorado de derechas en estas cuestiones de latrocinio, los representantes de Vox han preferido venir con los deberes hechos y traerse la corrupción puesta a base de financiación ilegal a través de un grupo terrorista iraní, diversos escándalos inmobiliarios a cargo de la pareja Monasterio y Espinosa de los Monteros e incluso el apellido de Abascal bien clarito en las listas de beneficiados de la trama Gürtel. Cómo van a robar ellos, hombre, si ya vienen robados de casa.

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