Punto de Fisión

El calvario de Nevenka

El calvario de Nevenka

Hace 20 años Nevenka Fernández, concejala de Hacienda del PP en Ponferrada, se atrevió a denunciar al alcalde de la misma localidad, Ismael Alvárez, por acoso sexual, un proceso que marcó época y que se saldó con la condena y la dimisión del acusado, una multa y una indemnización de doce mil euros que finalmente quedó reducida a la mitad. Dicho así, de una sola tacada, la victoria de Nevenka parece incontestable: es al descender al reino de los detalles donde la sentencia judicial deja al descubierto la verdadera dimensión del caso y sus hediondas ramificaciones. Es entonces cuando uno descubre hasta qué punto hunde sus raíces el machismo en nuestra sociedad.

El 5 de marzo Netflix  estrena Nevenka, un documental que rememora el escándalo que sacudió España y recuerda el precio que tuvo que pagar una de las primeras mujeres que se atrevió a denunciar un acoso sexual en España. Puede decirse que la joven fue una pionera del metoo, pero sería más correcto especificar que, en realidad, fue una mártir. Se atrevió a alzar la voz cuando casi todas callaban, se atrevió a desvelar una conducta intolerable, se atrevió a llevar a los juzgados a un cacique local a sabiendas de que tenía mucho que perder. No sólo su trabajo y su cargo político, sino su posición social, su honor y su salud. Todo porque se acostó en su día con Ismael Álvarez y llegó un momento en que ya no quiso seguir haciéndolo.

El calvario al que la sometieron empezó durante el juicio, cuando el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia, José Luis García Ancos, la ridiculizó en su interrogatorio, comparando su situación de concejal con la de una empleada del Hipercor a la que su jefe le toca el culo y ella tiene que aguantarse "porque lleva el pan a sus hijos". El tono de las preguntas alcanzó tales cotas de repugnancia que la Fiscalía General del Estado tuvo que apartarle del caso y sustituirlo por el teniente fiscal, Gregorio Segurado. Aun así, esos comentarios únicamente fueron el preludio de lo que estaba por venir, una vez que se dictó sentencia y una manifestación de cuatro mil vecinos salió a la calle en defensa del agresor y llamándola de todo. De hecho, aunque alejado un tiempo de la política, Ismael Álvarez regresó de modo triunfal nueve años después, en 2011, con una formación independiente en la que se presentó a las elecciones municipales en Ponferrada y llegó a sacar cinco concejales.

Por el contrario, sometida a un continuo linchamiento mediático y vecinal, la situación de Nevenka tras el juicio era tan desesperada que abandonó el Bierzo y se trasladó a Londres, mientras que su madre tuvo que irse de Ponferrada. Una contundente lección para cualquier mujer que se atreviera a denunciar un acoso sexual: aun ganando en los tribunales, iba a salir perdiendo. Ana Botella y Pío García Escudero, entre otros, aplaudieron la conducta del alcalde, que la primera calificó de "impecable". Alfonso Ussía llegó a declarar: "El mismo hecho de acosar sexualmente a una mujer con la que se ha cumplido holgadamente el sexo se me antoja una contradicción". Una inmundicia de frase en la que el machismo gotea en cada palabra, desde la sintaxis hasta la semántica.

 

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