Punto de Fisión

Ayuso en el hotel Overlook

Ayuso en el hotel Overlook

(Remake libre de El resplandor, de Stanley Kubrick)

Isabel Díaz Ayuso camina lentamente por los pasillos de la Comunidad de Madrid, unos corredores largos y kilométricos alfombrados con una extraña moqueta de dibujos geométricos. Frente a una de las puertas cerradas hay un triciclo abandonado. Dos hermanas mellizas, con un inquietante parecido a Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, la miran desde el fondo de uno de los pasillos, pero Ayuso no les hace caso. Sigue caminando con su vestido rojo y flotante, hasta que entra despacio en la cámara de representantes, que también se encuentra completamente vacía. Baja la cabeza y, de repente, al alzarla otra vez, ve a un camarero tras la barra. Ayuso sonríe ampliamente.

-Hola, Cayetano.

-Hola, señora Ayuso.

-Está bastante muerta la tarde, ¿no?

-No crea, han presentado dos mociones de censura.

-¿Dos?

-Dos mejor que una. ¿Qué va a tomar? ¿Lo de siempre?

-Sí, pero mejor que sea doble, para que haga juego con la tarde. A no ser que estés muy ocupado.

-No señora, nunca estoy muy ocupado para usted.

-Gracias, Cayetano.

Le sirve una tila con doce bolsitas en un tazón humeante. Ayuso va a sacar su bolso para pagar pero el camarero la detiene con un gesto.

-Por favor, señora Ayuso. Si seguimos abiertos es gracias a usted. No hay camarero en esta ciudad que no le agradezca todo lo que ha hecho usted por la hostelería.

-Cualquiera habría hecho lo mismo.

-No crea. Usted es especial. Estamos pensando darle su nombre a una tapa de calamares.

-Siempre me gustaste, Cayetano. Eres el mejor camarero desde Argüelles a Legazpi.

Ayuso bebe un trago de tila, la paladea y chasquea la lengua.

-¿Cómo van las cosas, señora Ayuso?

-Podrían ir mejor, la verdad. Podrían ir mucho mejor.

-Espero que no sea nada serio.

-No. Nada serio. Sólo un par de mociones de censura. Pero eso lo arreglo yo convocando elecciones ahora mismo. Qué digo ahora mismo, si ya las he convocado.

-Pero no puede hacer eso, señora Ayuso.

-¿Por qué? ¿Por qué no puedo?

-Porque usted dijo, hace cosa de un mes, que convocar elecciones en plena pandemia era una insensatez. Mire.

El camarero saca un periódico del 7 de febrero con el titular: "Si hubiera convocado yo unas elecciones, me llamarían insensata y tipa peligrosa".

Ayuso en el hotel Overlook

-¿Tú te crees eso, Cayetano?

-En absoluto, señora. Yo el periódico lo uso únicamente para envolver el bocadillo.

-Pues eso. Además, te diré una cosa: yo haría cualquier cosa por esta comunidad. Cualquier cosa. Incluso comerme mis palabras.

-No lo dudo. Pero creo que la Asamblea de Madrid ya ha admitido a trámite las mociones de censura del PSOE y de Más Madrid.

-Un golpe de estado. Eso es lo único que saben hacer los socialistas estos. Dar golpes de estado. A propósito, ¿dónde está Gabilondo? No se le ve mucho por aquí.

-La última vez que lo vi estaba en los servicios.

-¿Trabajando?

-No. Leyendo la Fenomenología del espíritu, de Hegel.

-Falta le va a hacer. Voy a cesar a todos los consejeros de Ciudadanos, empezando por Aguado. ¿Está por ahí el hacha?

-Aquí la tiene.

Ayuso se termina la tila, recoge el hacha, pone los ojos en blanco y sale despacio del salón. Fuera, tras los ventanales, empieza a nevar.

 

 

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