Punto de Fisión

El plan de Sánchez: de Podemos a Pudimos

El plan de Sánchez: de Podemos a Pudimos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, aplauden durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 27 de abril de 2023, en Madrid (España).
Gustavo Valiente / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
27/4/2023

No deja de ser sorprendente que, desde que ha bautizado un proyecto político, el verbo "sumar" se use más bien para las restas, las divisiones y la degollina. De hecho, nadie sabe muy bien qué es Sumar, ni cómo se come, pero lo único que está claro es que, en el sentido estricto del término, el invento de Sumar suma más bien poco. De lo que se trata, por lo que he podido colegir de sesudos artículos, es de que Podemos y Sumar olviden sus diferencias y hagan las paces para poder ofrecer una alternativa sólida a la izquierda. Sin embargo, cuando uno desciende al nivel puramente semántico, no se entiende muy bien cuáles podrán ser esas diferencias. A lo mejor la gente de Sumar no comparte los logros de Podemos en materia de avances sociales: el ingreso mínimo vital, las ayudas a desempleados, las leyes de igualdad, la subida de las pensiones y del sueldo básico. A ver si todo va a ser un problema de egos.

Cuando el pasado lunes Pedro Sánchez convocó elecciones anticipadas, dejó al bloque de derechas con el disgusto de ponerse a sudar en verano y al archipiélago de izquierdas condenado a formar un pacto de urgencia a toda hostia. Una semana después ahí siguen hablando, discutiendo como un grupo de artificieros intentando desactivar una bomba con diez minutos en la cuenta atrás y todos los cables del mismo color. Es una estrategia cojonuda porque, gane o pierda las elecciones (probablemente, lo segundo), Sánchez va a arrasar con la única competencia real a su izquierda, el único partido que le ha devuelto al PSOE, aunque sea momentáneamente, la O y la S de tantas y tantas ocasiones perdidas. Lo que pretenden desde Ferraz con esta demolición controlada es borrar definitivamente a Podemos del mapa y reemplazarlo por un sucedáneo a gusto del Ibex y de los grandes poderes: un Pudimos aguachinado y transversal que sea la mascota del PSOE para repetir, con PP y Vox al otro lado del espejo, el bipartidismo en estéreo.

Esto no podría suceder, claro está, sin la inestimable colaboración de Más Madrid y/o Más País, el núcleo irradiador del asunto, tan irradiador que de un simple signo aritmético han derivado ya al infinitivo. A nadie se le escapa que Más Madrid nació de una serie de puñaladas por escrito y de abrazos por la espalda: un injerto que no ha dejado de sumar traiciones y deserciones desde el día en que se fundó (mira tú por dónde, a lo mejor lo de Sumar viene por eso). Lo que ya parece más difícil es que el nicho electoral de Podemos vaya a desplazarse con tanta facilidad desde la izquierda al centro derecha, permitiendo esa transfusión de votos transversales que tan alegremente cumplen los podemitas desencantados con sus propios sueños. O mucho me equivoco, o si Podemos se hunde el 23-J, lo que va a quedar a la izquierda del PSOE es la minoría folklórica de siempre.

En fin, parece que una vez más se repite la eterna historia del coliseo de La vida de Brian, esta vez con el aliciente de llevar el guirigay hasta la secuencia final, al Escuadrón Suicida que, en lugar de hacer frente a las legiones romanas, se apuñala vistosamente en el Gólgota. Eso es exactamente lo que le están pidiendo a Podemos, que se disuelva y entregue pacíficamente sus escaños en nombre del voto útil. Al fin y al cabo, siempre hay que mirar el lado brillante de la muerte.

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