De cara

El Madrid consigue hacer jugar mal al Barça

Los éxitos del mejor Barça pasaban por ser la consecuencia directa de un juego superlativo, avasallador con la pelota y el ataque. Una relación directa entre el fútbol y el marcador que se hacía especialmente literal en sus duelos contra el Madrid. Ayer, en una primera mitad embustera, ocurrió lo contrario: los azulgrana alcanzaron el descanso con una victoria que no se ajustó ni de lejos a la verdad.

De la peor primera parte de su vida (mérito del entramado que le preparó Mou), del desencuentro más profundo con el balón que se le recuerda (54% frente a 46% de posesión a favor del Madrid en ese tramo), el Barça arañó una victoria provisional inexplicable. Los blancos se comieron a su enemigo en 20 minutos, le ahogaron en la salida presionando muy arriba, no le dejaron ni respirar. Luego, ya con el 1-0, aflojaron y retrocedieron, cometieron más faltas que recuperaciones y buscaron con menos intención que precipitación la puerta de Valdés, pero en ningún caso se ganaron que le dieran la vuelta de la nada (dos tiros frente a nueve).

La segunda mitad fue otra cosa, ya no tan desigual, pero que dejó también al Madrid en muy buen lugar. Y ya no tanto por juego o táctica, sino por carácter y revoluciones, por capacidad para levantarse e intentarlo una y otra vez. El clásico confirmó las sensaciones del verano: el Madrid está mejor que de donde viene, y el Barça, peor. Pero por una vez el marcador fue a lo suyo y no hizo caso. Por eso la Supercopa sigue abierta.

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