Del consejo editorial

El Foro 2010, una fuente de pensamiento alternativo

 

CARMEN MAGALLÓN

La convocatoria del Foro 2010, en Santiago de Compostela, no puede ser más oportuna. Tras un par de años de preparativos, llega como la lluvia sobre secano este encuentro de encuentros en el que han confluido varios congresos internacionales (sobre Información y derechos humanos; sobre el Derecho humano a la paz; sobre Memoria, reconciliación y cultura de paz), y el Foro Mundial de Educación, investigación y cultura de paz.

Lo más reseñable es que, en un contexto difícil por la multiplicación de problemas que afectan a tantas personas –en especial el paro– y por la preponderancia de mensajes de impotencia, es un bálsamo escuchar las propuestas y participar en las actividades autogestionadas que han preparado organizaciones de muy diverso tipo y procedencia geográfica: del mundo de la educación, de los derechos humanos o de la investigación para la paz. Más de 150 experiencias, debates, talleres, iniciativas y proyectos varios se han ido desplegando, en forma horizontal y participativa, poniendo de manifiesto que, a partir de un pensar alternativo, un intercambio de voluntades y un actuar juntos, es posible proyectar un horizonte más esperanzador.

Como ejemplo mencionaré el congreso sobre el Derecho humano a la paz, culminación de un proceso en el que, en los últimos cuatro años, han participado más de 800 organizaciones de corte no gubernamental de las cinco regiones del mundo. Su empeño –codificar la paz como derecho humano– ha sido recogido en la Declaración de Santiago sobre el derecho humano a la paz. En 15 artículos se delimita un derecho que incluye el de desaprender la guerra y la violencia, el derecho al desarrollo y a un medio ambiente sostenible, a la desobediencia y a la objeción de conciencia, a resistir contra la opresión y el totalitarismo, el derecho al desarme, a las libertades, el derecho al refugio, el derecho a emigrar y a participar, el derecho de las víctimas, en suma, el derecho a una paz concebida en positivo, no sólo como ausencia de guerra. Un Observatorio internacional de la sociedad civil velará por su logro y cumplimiento.
No podemos cruzarnos de brazos ante las muestras de agotamiento moral de nuestras viejas sociedades. Se ha dicho: ¡es la economía, estúpido!, ¡es la política, estúpido! Me pregunto si no será en realidad: ¡es otro pensamiento, estúpido! Y borren lo de estúpido, que no me gusta insultar.

Carmen Magallón es Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz

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