31/12/201030/12/2010

RAMÓN COTARELO

La política es presente mediato. Presente por ser aquí y ahora; mediato porque está mediado por muchas instancias. La más obvia, los medios pero también el capital, la Iglesia, el extranjero, los llamados mercados, las biografías de los actores, etc. Lo que no es presente es pasado, historia que el presente utiliza según le conviene. Y es también futuro, en cuyo nombre dice actuar el presente.

El año 2011, que empieza mañana, tendrá muchísimos, casi infinitos, momentos presentes, para los cuales este 2010 será pasado, historia. Para la historia quedará la exultante y displicente seguridad de Rajoy de ganar las elecciones de 2012, con la experiencia que da el haber perdido dos antes, en 2004 y 2008. Esa seguridad de que algo concreto sucederá dentro de 15 meses equivale a la de quien vendió la piel del oso antes de cazarlo.

Es razonable pensar que Rajoy está ante su última oportunidad y lo sabe. Ello puede inducirlo a adoptar actitudes que, beneficiándolo personalmente en apariencia, puedan ir en detrimento del país, incluso de su propio partido. Si uno se abstiene donde debiera pronunciarse o bloquea la composición de órganos constitucionales o los acuerdos políticos de envergadura, nadie sale beneficiado y, en último término, tampoco uno mismo.

El horizonte de marzo de 2012 está oculto por los nubarrones del presente, nubarrones de tormenta que descarga aquí o allá muchas veces con efectos fulminantes. Las fortunas de los gobernantes, el estado de ánimo de la opinión, mudan a velocidad digital, en 24 horas. Consúltense las variaciones en los índices de popularidad de Obama, Sarkozy, Berlusconi o Cameron. El contexto globalizado introduce un elemento de azar importantísimo.
Pero en concreto hay cinco hechos que, según se produzcan y si se producen, serán la prueba de estrés de la seguridad de Rajoy. 1º. Se inicia la recuperación económica. 2º. El caso Gürtel, que ya alcanza a ministerios del Gobierno nacional de Aznar, se ve en sede judicial. 3º. ETA depone las armas y se instala la normalidad en el País Vasco. 4º. Como consecuencia de lo anterior y sobre los restos del Estatut, la Generalitat catalana plantea un nuevo marco de relaciones entre Catalunya y España. 5º. Cualquier circunstancia global que afecte directamente a España. Por ejemplo: ¿no dicen nada los cables de Wikileaks sobre la oposición en estos casi siete años?

Ramón Cotarelo es catedrático en Ciencias Políticas