Del consejo editorial

ETA, ¿problema vasco o español?

RAMÓN COTARELO

Catedrático de Ciencias Políticas

Uno de los argumentos de la izquierda abertzale es que los llamados nacionalistas españoles (prácticamente todos menos ella) no quieren que ETA se acabe porque es la excusa que tienen para no abordar el problema de fondo, el problema "político", esto es, autodeterminación e independencia y la territorialidad de añadido. Es obvio que el argumento es falaz porque, si tal fuera el interés del "nacionalismo español", el modo más seguro de desbaratarlo sería acabar con ETA, cosa que está sin duda en manos de ella misma y, en muy buena medida, también de la izquierda abertzale. Es un problema vasco.

Pero si ETA fue el principal obstáculo a la normalización de la democracia en España y su disolución también lo es, el problema vasco es problema español y un problema muy viejo, que se remonta al franquismo, tiempo del origen de ETA. Las víctimas exigen que esa diferenciación dictadura-democracia no se tenga en cuenta. Pero la superioridad de la democracia sobre la dictadura es lo que legitima la exigencia del fin de ETA. La dictadura no podía hacerlo, ya que la violencia de ETA y sus violaciones de los derechos humanos fueron una respuesta a la violencia y a las violaciones de los derechos humanos de la dictadura.
La desaparición de ETA, comunicado arriba o abajo, abre la posibilidad de una ruptura de la colaboración PSE-PP en el País Vasco. El PP radicalizará los requisitos de la desaparición, y en el PSE hay voces a favor de la legalización de Batasuna. La reunión de Zapatero en La Moncloa con Patxi López e Iñigo Urkullu por separado apunta al regreso a la muy experimentada fórmula PSE-PNV que gobernó el País Vasco muchos años. Y equilibra el apoyo del PNV al Gobierno socialista.
La derecha vería aquí la verificación de sus denuncias de que el Gobierno siempre negoció con ETA, incluso cuando lo negaba. Plantearía así la cuestión en términos de patriotismo español que juzga un semillero de votos y una cuña en el socialismo español.
La predisposición a un cambio de alianza implica una señal a Batasuna de cómo sería un País Vasco con toda la izquierda abertzale en las instituciones. Si Batasuna no quiere suicidarse tiene que acabar con ETA. El problema español vuelve a ser vasco. Porque, en realidad, el País Vasco es Estado español mientras no se decida lo contrario por una vía pacífica y democrática. Lo interesante es saber quién no quiere que eso suceda.

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