Del consejo editorial

Elecciones municipales secuestradas

CARME MIRALLES-GUASCH

Profesora de Geografía Urbana

En los primeros días de campaña electoral, el eje del debate político ha girado en torno a unas coordenadas que poco o nada tienen que ver con lo que realmente elegiremos el próximo día 22 de mayo. La política antiterrorista es un competencia del Gobierno central, y la participación de las listas de Bildu en las elecciones, más allá de tener nuestras propias opiniones, no afectan a la mayoría de ayuntamientos españoles. No tendremos que elegir al presidente del Gobierno central. Y a pesar de todo ello, algunos se esfuerzan en situar el debate electoral en estos focos temáticos. Aunque parezca obvio e incluso absurdo recordarlo, en las próximas elecciones vamos a decidir quién gobernará nuestros ayuntamientos, y, en algunas comunidades, quién será el futuro presidente autonómico. Y es desde ahí desde donde se tiene que generar el debate. En algunas ciudades españolas, las distintas elecciones las ganan fuerzas políticas distintas. Incluso en lugares donde concurren más de dos partidos, como Catalunya, el País Vasco, Galicia..., las elecciones municipales, autonómicas y nacionales las ganan partidos distintos. Unos resultados, además, que se repiten en el tiempo. Con estas preferencias, los ciudadanos reconocen que las propuestas que un mismo partido puede ofrecerles son más o menos preferibles según el ámbito que tenga que gobernar y las competencias asociadas a este.
Si el ruido mediático con el que la derecha quiere ensordecernos nos permite oír las propuestas concretas que las distintas opciones políticas tienen para cada una de nuestras ciudades y de nuestras comunidades, igual logramos enterarnos de las ideas que tienen los candidatos reales que concurren a estas elecciones, los que ya gobernaban subrayando sus logros anteriores, y los que estaban en la oposición planteando nuevas oportunidades.
Gobernar ciudades de tamaños muy dispares, en el interior o en la costa, en comunidades plurilingües o monolingües, con diversos transportes públicos, entre otras muchas cosas, requiere proyectos adecuados a estas distintas realidades urbanas. Eso es lo que hay que subrayar y poner en valor; todo lo demás parece una estrategia para secuestrar las elecciones, y con ello, para que votemos sobre cuestiones que no están en debate.

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